La brumaGinaEl lado de la cara donde Camilo me golpeó palpitaba de manera dolorosa. Abrí los ojos con dificultad. Traté de moverme, pero mis brazos y piernas estaban inmovilizados. Me asusté, pero intenté mantener la calma. Estaba acostada sobre una cama. Miré a mi alrededor para tener una idea de dónde me encontraba. Al contemplar una foto que colgaba sobre la pared que estaba frente a mí, lo supe de inmediato. Vi a mi costado y analicé a Camilo. Miraba con sospecha por la ventana, tenía un arma en la mano y parecía que pasó la noche en vela.—Despertaste —dijo cuando clavó su fría mirada en mí.—¿Por qué me trajiste aquí? —No reconocí mi propia voz, parecía una extraña.—Quería saber cuánto tardaría mi padre en descubrirlo.
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