No iréAlessioPasé la noche en vela contemplando el rostro de Gina. Su labio inferior estaba hinchado; aquello era mi culpa. No pude resistirme a chuparlo y ahora mismo era demasiado tentador. Aparté la mirada de ella y la clavé en la ventana. Aún estaba oscuro afuera, pero el amanecer se acercaba. Cuando volví a posar mis ojos en ella, me miraba con detenimiento y sorpresa.Con rapidez, salió de la cama y se miró de arriba abajo. Le había colocado el vestido, pero la ropa interior era mía. Sabía que tenía un debate interno. Sin embargo, con lo que pasó en el bar, dudaba. Con lo que pasó anoche, quedó más que confirmado que yo le gustaba.Salí de la cama y dejé al descubierto mi desnudez. Me aproximé hacia ella. Necesitaba sentirla y tocarla antes de que se me escapara.—¿Qu&eac
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