Haru, después de esa conversación, ganó mucho espacio en mis emociones, haciéndome sonrojar avergonzado cada vez que estaba cerca, o deseando su presencia cuando estaba fuera, y antes de darme cuenta, nos habíamos convertido en mucho más que amigos, lo que hizo que para mí fue sorprendente ya que al principio no lo quería.Haru, después de esa conversación, ganó mucho espacio en mis emociones, haciéndome sonrojar avergonzado cada vez que estaba cerca, o deseando su presencia cuando estaba fuera, y antes de darme cuenta, nos habíamos convertido en mucho más que amigos, lo que hizo que para mí fue sorprendente ya que al principio no lo quería.El acercamiento parecía inevitable y poco a poco empezaron a hablar más íntimamente, como verdaderos novios, yo comencé a entenderlo, y mientras la desconfianza disminuía, me permit&iacu
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