NathanNo había forma de explicar lo aliviado que me dejaba escuchar esas palabras salir de la boca de Dani. Cuando llegué, ella lo insinuó, me dijo que me amaba, pero no de la forma en la que lo estaba haciendo ahora, con toda esa seguridad y emoción. Mi corazón latía como loco, no había forma de pararlo. Casi no lo sentía de lo rápido que latía. Me sentía el hombre más feliz del mundo, y sé que ella no había dado una respuesta de qué quería que hiciéramos, pero, al menos, me confesó de manera clara que me amaba. Justamente por eso, estaba más dispuesto a luchar por ella. No quería que esto se fuese a la mierda como la última vez.—Dani, tenemos la oportunidad de serlo todo, esta vez. No dejemos pasar esta oportunidad. Si las cosas pasaron así, fue por algo. Estoy aquí, tú estás aquí, no dejemos el tiempo pasar. Podemos intentarlo. De mi parte, te prometo y te juro que te haré la mujer más feliz todos los días. Hasta puedo arrodillarme ante ti ahora mismo y pedirte matrimonio si es l
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