Todos los capítulos de Irremediablemente Tuya. Serie Millonarios. Libro 1.: Capítulo 41 - Capítulo 48
48 chapters
Capítulo cuarenta.
Dejé a Martha con Boris y Rick en contra de mi voluntad. Verla así de frágil me fragmenta el corazón aun cuando sabía que este momento iba a llegar, las cosas se complican y ya han pasado varios días, es normal que su razón se nuble y la histeria se haga presente. Las personas no son tan fuertes ante una situación de riesgo y menos cuando sus seres queridos se encuentran involucrados. Martha se puede considerar como una de las personas con mas temple que conozco, claro que quien está en peligro es su hija y obviamente eso la iba a descontrolar en cualquier momento. Debo encontrarla. La promesa que le hice se me diluye como agua en las manos; a una semana de haber capturad a Eloín: Madeleine, aun no aparece y eso, hace tambalear la operación y mi seguridad en cuanto a su paradero. El taxi se detiene justo enfrente del callejón en el que me cité con Edward Rose, un fiel amig
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Capítulo cuarenta y uno.
El miedo me atenaza y tiemblo incontrolablemente, mi cuerpo solo responde a su calor, a su consuelo. Rogers me aprieta contra su cuerpo tratando de sosegar mi dolor, necesito que me la devuelvan, la necesito conmigo… necesito a mi hija. El teléfono suena y él salta en ese preciso instante de la cama corriendo a buscarlo, mi piel duele al dejar su contacto y mi cuerpo lo reclama al instante, sollozo nuevamente con las manos cubriendo mi rostro de rodillas en la cama. — ¡Vaguhn, dime! – responde casi con un grito sin apartar la mirada de la mía. Escucha atentamente lo que le dicen a través del aparato y sonríe casi imperceptiblemente, mi corazón late a un ritmo desesperado estrellándose contra mis costillas, haciendo estragos en mi. Trato de bajar y levanta una mano deteniéndome, se acerca intimidándome con su cuerpo desnudo y observo absolutamente tod
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Capítulo cuarenta y dos.
— ¡Rogers, envío una furgoneta por ti! ¿se halla ella contigo? – llegó la hora, mi equipo se encuentra cerca y aún están ahí, escondidos. — ¡Entendido y si, está aquí conmigo! – instintivamente caminé unos pasos separándome de ella para que no escuche mi conversación con Elmer, él es mi esbirro en realidad, mi Jefe de Seguridad. Solo que no podía decirle a ella, la cuidó muy bien e incluso – según él – hubo rechazo de su parte cuando ella quiso intimar. En realidad no me importa porque Martha era el objetivo a exterminar y yo no lo podía permitir, ¡si lo sé! Suena cruel y pervertido, pero debía alejarme lo más que pudiera de ella para que Elmer pudiese hacer su trabajo con tranquilidad y aprovechando su rabia hacia mi actitud pues, hice lo q
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Capítulo cuarenta y tres.
Seis meses después… La vida te entrega las cosas como una gran masa de arcilla, nosotros nos encargamos de darle forma y ajustarla a nuestro antojo es decir; como nos parezca o como nos acomode tal como diría la única mujer que he amado en mi vida: Martha André ¡sí, una despampanante morena! De ascendencia Colombiana y con una personalidad que sacaría de quicio a cualquier hombre que se apreciara de cuerdo. Yo caí en sus redes y puedo decir que morí de rabia y desesperación al igual que de deseos y excitación gracias al temperamento y tozudez de esa preciosa mujer.  — ¡Hola Rogers! ¿se puede? – giro sin despegar las manos del barandal que enreja el balcón de la habitación principal en la Mansión donde vivimos en el 515 Park Ave, New York, Ny 10022. — ¡Hola mini Nena,
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Capítulo cuarenta y cuatro.
Lo vi en lo alto de la escalera y todo mi cuerpo tembló de excitación, amor y necesidad.Me perdí en esa preciosa mirada azul claro y en la magnífica imagen que muestra el hecho de que lleve cargado al pequeño Marlon en brazos y a Susset de la mano como todo un padre. Justo después del rescate, fue amor a primera vista por parte de todos, a medida que baja las escaleras siento como el piso tiembla bajo mis pies y me produce un mareo que ¡a Dios gracias! Me encuentro cerca de mi padre porque de otro modo habría caído al piso por el poder de su sola mirada. Mis ojos se humedecen en el momento que sonríe al escuchar algún secretito que ese precioso niño pronuncia entre susurros a su oído. Es su héroe y el Príncipe Encantador de como él mismo se refiere a ella: su mini Nena. Somos una familia, ya no estamos solos y nos amamos con locura. Aun cuando tengo claro que Rogers detesta este tipo de celebraciones y fiestas, en tras palabras… la ostentación.—&n
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Capítulo cuarenta y cinco.
Escucharla gritar mi nombre con esa desesperación despierta en mí todas las perversiones que a lo largo de mi vida ni siquiera sabía que existían. Como en algún momento mencioné: nunca me ha gustado improvisar y siempre he calculado todos los movimientos que me dispongo a dar, cada uno, paso a paso mi vida se convirtió en un cúmulo de emociones vacías que en algún momento me perdí entre lo mecánico y artificial. Imagino que esto se ha debido a que dentro de mi crianza y con un padre militar y abogado se suscitaban demasiadas reglas y correcciones porque, aunque nunca hubo más lujo o suntuosidad de la necesaria, mis padres siempre me dieron lo mejor de ellos dentro de una serie de normas y correcciones de los cuales nunca me quejé y mejor aún, nunca me molesté en corregir porque me sentía cómodo con ello. Incluso dentro de mis relaciones interpersonales e &iac
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Epílogo. Rogers.
¡Veinte minutos! Exactamente ese fue el tiempo que estuve en shock, luego de leer el “positivo” de aquella prueba de embarazo, que me hizo el hombre más feliz del mundo y me instó a amar más a aquella hermosa y maravillosa mujer que me regaló la vida. Martha se ha dedicado a mimarme más que nunca y yo parezco un pequeño tonto y caprichoso. Tanto así que nos casamos en quince días. La boda será auspiciada por un presbítero amigo de mis padres, mi hermana enloqueció con la noticia a pesar de que está completamente enamorada de Marlon y Susset. — ¡Me encanta tu vestido Martha! – ambas insistieron en que las acompañara con las compras, me siento en el sofá que se encuentra en el centro de la tienda mientras observo a mi chica que le hace mala cara a alguien — ¿Saldrás? – Martha
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Epílogo. Martha.
Busco por todas partes a Rogers y los niños hasta que salgo al jardín y en el área de la piscina los encuentro profundamente dormidos, mi corazón da un vuelco. No me canso de decir que es el hombre perfecto. Me acerco a ellos con cuidado, tiene a Marlon sobre su pecho y a Susset en su costado, esta última tiene el brazo izquierdo en forma de gancho pasado por el abdomen de mi novio y tiene su camiseta empuñada. Rogers por su parte, la tiene asegurada con su brazo izquierdo ajustado de forma protectora alrededor de su cintura ¡Lo amo!   — ¡Como para inmortalizarlo! ¿cierto? – la voz de Boris llega a mis oídos y sonrío.   — ¡Lo amo tanto Boris! – mis ojos anegados ya casi no dejan que divise a mi familia.   — ¡Creo que deberías comer algo! – siento los brazos de Boris alrededor de mi cintura, sollozo.   — ¡Si Miggui, en un momento voy! – me acerco a mis amores, Rogers abre los ojos
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