—¡Buenas noches, señora!, ¿nos permitiría pasar por favor?, me gustaría hablar con usted. —Ella me mira extrañada dado que no nos conocemos—. Mi nombre es Lilibeth Carluccio —susurro con miedo, en cuanto escucha mi nombre abre los ojos por la sorpresa y sé que se debate entre dejarme pasar o cerrarme la puerta en la cara—. No le quitaremos mucho tiempo, necesito pedirle un favor. —Asiente, se hacen a un lado y nos dejan pasar a Palmieri y a mí. —Cuiden los alrededores no quiero una sorpresa desagradable —les pido a mis hombres y estos comienzan a rodear la casa, así como más allá de la propiedad. —¿En qué puedo ayudarle señora? —inquiere un tanto nerviosa, a lo que le sonrió un poco para relajar el ambiente tan tenso hasta el momento, su hija se pega más a ella y nos muestra el camino a su pequeña sala, veo alrededor y me siento terriblemente mal, es un lugar sumamente pequeño y se ve bastante descuidado, no me cabe en la cabeza como una familia podría vivir en estas condiciones. —M
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