Me he quedado dormida después del parto sin darme cuenta, cuando abro los ojos me encuentro en una habitación bastante amplia y linda, giro a mi derecha y me encuentro a Massimo dándome la espalda mientras carga a nuestra bebé, esta tan concentrado hablándole que no sé ha dado cuenta que ya desperté. —¿Cómo está mi princesa? ¿Sabes?, me dieron un susto de muerte mamá y tú. Por un momento pensé que les pasaría algo malo, pero el doctor me dijo que no querías dejar a tu mami, eres hermosa, gracias a Dios que te pareces a ella, es hermosa igual que tú, espera a que la veas y me darás la razón. Tú mamá, tú hermano y tú son mi vida entera. —Luego comienza a mecerla y darle besitos en su carita, se ve tan tierno que no quiero interrumpirlo, cuando se gira hacia mí y ve que estoy despierta observando todo se pone rojo de la vergüenza, es algo lindo ya que nunca lo había visto en esta faceta tan tierna. »¿Cómo te sientes amor? —pregunta un poco más serio, yo por mi parte le sonrió y extiendo
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