Toda mujer sueña en algún momento con el día en que un apuesto hombre, el que creemos es nuestro príncipe azul; nos pedirá matrimonio.Imaginamos que será en una hermosa playa al atardecer, con la arena todavía cálida sobre nuestros pies, de fondo las olas rompiendo contra la playa, como toda una telenovela; la brisa soplando y ondeando el vestido rojo que tendríamos puesto, junto a nuestro cabello suelto, rodeadas de pétalos de rosas formando un corazón, y finalmente, él, arrodillado frente a ti con una hermosa y pequeña caja envuelta en terciopelo azul, y en su interior, un precioso anillo con un gran diamante resplandeciendo a la luz del sol.Así me lo había imaginado un millón de veces cuando era niña, y lo fantaseaba una y otra vez desde que supe lo que era el amor romántico mientras veía las novelas con mi madre los domingos por la
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