Siempre creí que eso de que había esposos que golpeaban a sus mujeres era un cuento lejano, un mito que contaban las abuelas para asustar a sus pequeñas nietas sobre el matrimonio. Algo que, lógicamente, jamás me iba a pasar a mí. No. Pues, ¿cómo era posible que no me diera cuenta de que alguien que amaba era capaz de hacerme eso?
Claramente, no había sido capaz de darme cuenta antes.
El dolor de los golpes que él infligió en mí no me dolía tanto como el trasfondo en sí de su acción.
Yo lo había provocado, de nuevo. Eso no tenía discusión. Sin embargo, no podía entender cómo es que esto de alguna forma podía significar amor.
Una cosa sí era segura. Jamás me atrevería a desafiarlo de nuevo.
Para mí pasaron años, siglos tal vez; tumbada en la esquina de la sala, saboreand
Finalmente, después de más de medio año sentí que Guillermo se estaba comportando como un verdadero esposo. Si tan solo hubiera imaginado que tenía que presionarlo para que me tratara mejor; sin duda, lo hubiera anticipado mucho antes.Todo entre los dos había cambiado, ahora era mucho más atento y cariñoso conmigo de lo que había sido jamás. Y eso me gustaba.En mi pecho se formaba una calidez que retumbaba de amor y emoción, cada vez que él me consentía. Dejé de temerle a su toque porque ya no me trataba con desprecio o ira, incluso, le había dado algo de prioridad a mi placer.Hacía varios meses que no habíamos vuelto a pelear, sin embargo, algo dentro de mí me susurraba a lo lejos que no me hiciera falsas esperanzas; después de todo, no era la primera vez que Guillermo parecía haber cambiado para luego
Me quedé horas esperando a que Guillermo volviera por mí, mas, el tiempo pasó y yo solo podía quedarme hecha un ovillo sobre el césped húmedo sin parar de llorar. Me lo había hecho de nuevo, otra vez volvía a comportarse como un patán idiota y ahí estaba yo. Sufriendo por el que se supone era el amor de mi vida.Cuando pasó tanto tiempo como para que el sol estuviera casi por ponerse entendí que él no vendría, así que con las pocas fuerzas que tenía me puse de pie y comencé a deambular por el camino; que creía, era el indicado para volver.Me tardé bastante, y hasta estaba segura de haberme perdido, pero finalmente, logré encontrar la salida de aquella montaña.Ya era de noche, y no salían autobuses sino hasta el amanecer.No podía creer que Guillermo fuera capaz de tanto. Me abandonó en me
Cuando te casas, imaginas que será para toda la vida. Mis padres no me habían dado el mejor ejemplo de ese sacramento, porque crecí sin él prácticamente toda mi vida, pero, nunca dejé de soñar con el anhelado momento en el que mi príncipe azul aparecería.Viéndolo desde una perspectiva lejana, Guillermo y yo habíamos pasado por muchos altibajos como pareja, y a veces la idea de dejarlo se me paseaba por la mente como un cazador acechando a su presa. La veía desde lejos con temor. Y a penas olía su presencia, huía a esconderme aterrorizada, porque no podía darme el derecho de concebirla siquiera.Cuatro meses se fueron volando desde aquel fatídico día en que a mi querida hermana se le había ocurrido la brillante idea de llegar a mi casa sin aviso ni invitación.Cuatro meses desde que Guillermo se había vuelto a poner violento
Creí que el día más feliz en la vida de una mujer era cuando se casaba. ¡Qué equivocada estaba! El día más feliz fue cuando supe que el pequeño bebé que crecía en mi vientre era un niño.Jamás me detuve a pensar si cuando fuera madre iba a querer tener un varón o una niña. En realidad, no me importaba el género. Pero cuando el doctor me dio la noticia con un setenta por ciento de probabilidades de que era varón mi corazón estalló de alegría.Tendría un pequeño príncipe a mi lado y eso era lo más maravilloso que me podía ocurrir.Guillermo por otra parte no pareció alegrarle la noticia tanto como a mí. Aunque el lo acreditaba a que estaba demasiado preocupado por mí como para que le interesara el sexo de nuestro hijo.—El doctor te ha dicho que tu embarazo es de alt
Siempre me había preguntado qué se sentiría estar inconsciente. ¿Sería capaz de sentir mi propio cuerpo? ¿O tal vez me vería flotando desde arriba? Era uno de esos enigmas que a veces no me dejaban dormir por las noches.Mi decepción fue grande cuando descubrí que realmente no sentí nada.Cuando abrí los ojos, lo último que recordaba era aquella tabla de la mesa de mi casa; ni siquiera recuerdo el dolor, solo la madera.Tardé un par de minutos en comprender dónde estaba. Una enfermera corrió a ayudarme cuando se dio cuenta de que había despertado. Un enorme tubo salía de mi boca y no me dejaba respirar. Un doctor también corrió y me sacaron el tubo de inmediato.En seguida empezaron a hacerme preguntas: “¿sabes quién eres?” “¿Sabes dónde estás?”Quise responde
Dicen que un corazón roto duele tanto como un infarto al corazón. Siempre creí que eran patrañas. ¿Cómo podía doler tanto una traición? Sí, era triste y fuerte, pero no podía ser tan malo, ¿cierto?Tenía dos semanas sin saber de él.Guillermo había desaparecido de mi vida en un instante. Y me habría gustado decir que estaba bien, que no pasaba nada y que ahora era feliz, pero no. En realidad, me estaba muriendo por dentro. Estar lejos de él era como una agonía, y aunque sabía que no debía volver y que lo que me había hecho era terrible; lo extrañaba.¡Qué estúpida! ¿Cuán estúpida podía ser? Probablemente yo era la reina de los estúpidos.Jimena y yo habíamos logrado “escapar” del hospital sin que él lo supiera. Y estaba bastante se
Dicen que cada uno tiene lo que se merece de acuerdo con sus acciones. Algunas personas piensan que el karma te sigue incluso en la otra vida; si es que existen las reencarnaciones, lo que haces mal, de algún modo u otro te debe ser cobrado.Y si lo piensas bien, es una ley bastante justa; al final nos reconforta saber que alguien malo tiene su castigo. Por eso supongo que yo he de haber sido la persona más mala del mundo en alguna vida.Y, ahora, estaba pagando justamente lo que me merecía.A pesar de que me había decidido denunciar a Guillermo, esa idea no resultó tan bien como en un principio me la imaginé.Estar de pie frente a la estación de policía me provocó un sinfín de sensaciones que no sabía que se podían experimentar juntas.Entre el pánico, el miedo y la incertidumbre, también sentía una extraña sensación de alivio y h
Dicen que cuando te conviertes en madre vuelves a nacer, yo creía que eran exageraciones, ¿qué tan difícil podía ser cuidar de un bebé?Ahora me reía de lo ingenua que había sido.Dos meses atrás yo había vuelto a nacer junto con mi bebé, era una nueva Andrea, era una Andrea mamá, y esa pequeña personita que salió de mí con mucho esfuerzo era el centro de mi mundo.Jimena se puso muy contenta cuando lo conoció por primera vez, fue la única que estuvo allí pues yo todavía tenía miedo de contactarme con mi familia.Tuve que dar a luz en casa, y agradecí muchísimo a Ángel que muy amablemente me dio el dinero de mi bono por adelantado para contratar una partera que fuera hasta mi hogar.¿la razón?Tenía muchísimo miedo de que Guillermo me buscara en los hospit