Un animal se movió fuera del edificio, lo escuchó arrastrarse sobre la nieve. Frida se estremeció en sueños con el rostro pálido perlado de sudor, descansó finalmente muy entrada la noche. Damian se levantó de la cama y fue a asegurarse de que la puerta estuviera bien cerrada, últimamente estaba desapareciendo el ganado en el pueblo y los campesinos se lanzaban cizañas entre ellos. El cerrojo estaba trancado, una sombra cruzó la alfombra de luz que llegaba desde las lámparas de hierro en la calle. Se estremeció y fue a cerrar las cortinas, estaban sucediendo extraños acontecimientos en Puente Blanco. Su esposa seguía dormida, se alegró de que descansara, las fiebres habían bajado con mucho esfuerzo ya que Frida lo vomitaba todo. Estaba muy débil. Se pasó una mano por la barba negra y exhaló un vaho de aliento cálido.Damian Brunelleschi encendió una vela de cera perfumada. Las guardaba en un cofrecito de plata como un tesoro. Ya sólo quedaban tres velas, tendría que ir al Tem
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