Estuve caminando cada rincón de la casa, arriba abajo, de la cocina a la sala, luego al porche.Sabia que mi actitud los tenía nervioso pero nadie se atrevía a preguntar por qué. En oportunidades mi mirada se posaba en David, estaba preocupado y no aguanté más. Empecé a llorar.-Kar, querida, ¿qué pasa? -me pregunta Carmen.-Oh, Carmen -digo y me lancé a sus brazos-. No creo que sea buena idea que lo sepas.Y me dejó llorar en su hombro. Me consoló por unos minutos. Luego David se acercó y me abrazó, aun estando unida con su hermana.-¿Qué es lo que pasa, cariño? -pregunta cariñosamente-. Dinos, no te preocupes como lo tomaremos, solo... solo -empezó a tartamudear, tenía un nudo en la garganta, lo noté-. Queremos saber qué te tiene tan preocupada.-No es... -pensé en decirles, pero vi a los niños asomarse a la ventana y me separé de Carmen de golpe-. ¡NO! -grité corriendo hacia ellos-. No los quiero cerca de las ventanas.Sentí la mirada de todos a mi espalda. No me atreví a voltear.
Leer más