Luego de unos segundos mirándome a los ojos, David me sonríe dulcemente y me acaricia la mejilla, y dice: -¿Peor de lo que ya sé? -me encojo de hombros-. Kar, dímelo. ¿Es peor? -Depende de como lo veas. -¿Cómo crees que lo veré? -pregunta acercándose a mi boca-. Sé que vea cómo lo vea te seguiré adorando igual o más. -¿Estás seguro? -pregunto asombrada-. David, yo... -Eres la mujer que adoro y quiero compartir mi vida, Karla. Eso eres -dice firme-. ¿Cuando vas a aprender que digas lo que me digas mis sentimientos por ti no cambiarán? -Quizá nunca -respondo sincera, mirándolo a los ojos-. Quizá después de que termine de contarte el resto. Y sí -le digo enseguida-, es peor. Te omitió lo peor. -¿Dónde demonios has estado, Karla? -pregunta muy enojado Alejandro. Luego me mira y continua-: Me has matado de un susto por instante -dice en un francés fluido. Yo lo miró, le sonrío débilmente, y él pone los ojos en blanco. -He estado escuchando los sonidos de la naturaleza, Aleja
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