La luz del sol se dejaba sentir aquella ajetreada mañana, el cielo medio nublado decía que por ese día, no habría lluvia por lo menos unas horas, el basto desayuno había sido delicioso y abundante, Nicoleta, feliz con la llegada de Maurizio, se había pulido en la cocina, era domingo, día de descanso de Isobel, y, aunque lo único que realmente deseaba era correr hacia la vieja abadía, por ese día no podría hacerlo, le debía a su querido amigo un tour por el pueblo y una explicación mas a fondo de lo que venia ocurriendo en aquel lugar, Maurizio ya había repasado todas las notas de internet y locales sobre los extraños eventos, y el joven, siempre creyente de los temas paranormales, quería comprobar por si mismo si todo aquello era real o solo el producto de la histeria colectiva, el asunto lo tenía completamente emocionado y por supuesto, Isobel solo sonreía a
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