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Todos los capítulos de La esposa que compré: Capítulo 61 - Capítulo 70
175 chapters
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Rodrigo bajó al comedor a desayunar. Braulio y Elena ya estaban comiendo con Jr.—Buenos días. —Ellos también contestaron. Rodrigo comenzó a comer. Después Braulio le dijo:—Hijo ayer me quedé esperándote, necesitaba hablar contigo.—Perdona papá, es que me distraje con unos amigos.—Antes de que te vayas vamos a la biblioteca, necesito ponerte al tanto de la reunión que tuve con los hermanos Bolttier. —Jr. terminó de desayunar y Lalita se lo llevó arriba. Elena en tono sarcástico le dijo a Rodrigo:—Bien tarde y borracho que llegaste anoche, por lo visto estas volviendo a tus andadas de antes, ya te habías demorado.—Eso en qué te afecta tía. —Braulio intervino.—No empiecen otra vez. —Él miró a Elena—. Rodrigo ya está un poco viejo para t
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Jr. comió la cena con Scarlet, se quedó con ella un rato y vieron una película, después se fue con Elena y que lo convenció de dormir con ella en su habitación.Después de las ocho de la noche Rodrigo no había llegado, era obvio que pensaba hacer igual que la noche anterior. Albani tocó la puerta de la habitación de Scarlet.—Señorita Scarlet soy yo, Albani.—Pasa Albani.—Le manda a decir Lucrecia que si necesita algo más.—No Albani, así estoy bien. ¿Jr. Ya se fue a dormir?—Sí, esta noche dormirá con la señora Elena, siempre que el señor Rodrigo sale ella lo cuida.—Pe
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Rodrigo llegó a la casa, bajó del auto con su portafolios y se metió en la biblioteca, allí de se estuvo por algunos minutos.Rolando desde su habitación escuchó el llanto de Scarlet, comprendió aún más el daño que había causado y se alejó de la puerta para no oírla, se acercó a la ventana y la abrió para distraerse con el ruido que pudiera entrar. Pero estaba intranquilo y desasosegado, nunca se había sentido tan canalla como en ese momento."Soy un ser despreciable, no sé ni cómo tratar a una mujer".Su conciencia no lo dejó en paz, entonces decidió hablar con ella, rodó su silla hasta la puerta y tocó.—Señorita Scarlet. —Ella miró hacia l
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Marina bajó del auto.—Hijo ¿qué sucede con la muchacha? —Él le dijo a Scarlet.—Vamos a mi casa y te tomas un té, después me dices a dónde deseas ir y te llevo.Dentro del auto Juan Carlos le presentó a Marina, Scarlet no estaba de humor para conocer a nadie y menos tenía ganas de hablar con vecinos de los Salvatierra que de seguro ya debían saber todo sobre ella.Cuando llegaron a la casa Marina le preparó un té y se lo llevó a la sala. Scarlet estaba con Juan Carlos y con Gema que aún no se había ido a dormir.No había que ser psicólogo para darse cuenta que Scarlet estaba muy deprimida, ellos lo notaron, Marina sintió compasión por la muchacha. Por su carácter intrépido no vaciló en preguntar:—¿La arpía de mi amiga Elena te echó de la casa a
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Scarlet desayunó en casa de los Satré. Ella había decidido regresar a Estados Unidos y consiguió un vuelo a las 11 de la mañana a New York.Juan Carlos se ofreció a llevarla al Aeropuerto. Mientras llegaba la hora de abordar el avión él le dijo:—Scarlet lamento tanto verte así de triste, ¿De verdad te duele tanto que los Salvatierra piensen mal de ti?—En parte sí me duele, pero son otras cosas la que me entristecen, por ejemplo Jr. el pobre comenzará a buscarme para que lo acompañe a jugar con el perro, y Rodrigo... No pensé que me fuera a defraudar tanto. —Juan Carlos se quedó mirándola.—¿Entre Rodrigo y tú hubo algo más allá de lo laboral verdad? —Ella aga
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Rodrigo le contó a Andrés lo sucedido con Scarlet y Rolando.—Oye pero tu hermano nunca hace nada ni malo ni bueno, y en un segundo provocó todo un caos.—Es verdad lo que dices.—Entonces la bailarina se ofendió, pensé que a esas mujeres no se les daba nada ese tipo de confrontaciones.—Ella es distinta. Y yo la defraudé. —Andrés lo miró con algo de desconcierto.—¿Cómo así que la defraudaste? —Rodrigo lo miró y no dijo nada—. ¿Qué sucede Rodrigo? ¿Acaso te enamoraste de esa mujer? —Rodrigo sentía un gran peso en el pecho que necesitaba desahogar con alguien.—Sí, me enamoré de ella, sabes que hice todo lo posible por evitarlo, pero no pude.Andrés se rió—Me vas a perdonar, pero esa mujer no es para enamorarse, tal vez te g
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Lucrecia le llevó el almuerzo a Rolando. Él estaba en el balcón de su casa, se le veía muy triste.—Le traje su almuerzo. —Con una voz lánguida y sin voltear a mirarla respondió:—Gracias Lucrecia, pero no tengo ganas de comer. —Ella con preocupación le dijo:—¿Otra vez perdió el apetito? si sigues así morirás de hambre.—Tal vez eso es lo que merezco, morir de hambre y encerrado como una rata.—¿Por qué dice esa cosa tan horrible? —Él volteó a verla, en sus ojos se veía la aflicción que tenía por dentro.—Porque es así como me siento, como un animal, me merezco este encierro.—Nadie merece este encierro.—¿Acaso no notaste lo que hice ayer? el daño que le hice a esa mujer que le daba alegría a mi sobrino?<
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Después de descubrir que Scarlet estaba con Juan Carlos, Rodrigo no estaba para nada tranquilo. Después de la reunión con los accionistas pretendía quedarse por fuera hasta tarde con Andrés, necesitaba desahogarse de la rabia que tenía, pero Braulio lo descubrió y se enojó con él.—¿Acaso olvidas que Jr. está en casa esperándote, ¿o es que acaso debe soportar la ausencia de ambos padres?—Tía Elena está cuidando de él, por unas horas que yo salga no le va a pasar nada.—Pues no te voy a permitir que sigas de irresponsable, esta semana ya has salido varias veces, se te está pasando la mano.—Pero papá…—No Rodrigo, antes al menos estaba esa muchacha que lo cuidaba, y lo hacía muy bien, eso sí me consta que era muy buena niñera; pero ya no está y la responsabilidad de tu hijo es tuya. —Rodrigo con victimismo dijo dentro de sí:“Si mi papá supiera cómo me siento por dentro, me siento como un perro al que su dueña ha rechazado y tirado
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Michael salió a supermercado a comprar algunos insumos para la cena. Cuando regresó Israel acababa de meterse a la ducha y dejó el celular en la cómoda. Michael entró a la habitación y lo saludó.—¿A dónde fuiste corazón? —Preguntó Israel.—Fui al súper un momentico a comprar algunas tonterías y me quedé como tres horas.—Y recorriste todos los pisos y pasillos como siempre.—Si mi amor, es que vieras las exhibiciones tan hermosas que hay para el hogar, compré algunas cosas pequeñas que llevaré para decorar nuestra casa a Holanda.—Ahora me las enseña. —El timbre de mensajería del celular de Israel sonó. Michael tenía la clave y de entrepito lo agarró, vio que era un mensaje de Annie."¿Ya le dijiste a Michael lo del asunto con Frank?"&nb
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Cuando la misa terminó, Alejandro pasó al altar a encender una vela al Santo, y se quedó haciendo algunas plegarias. De pronto se paró a su lado una mujer con maletas y una bufanda en la cabeza. Se mantuvo allí por algunos minutos. De pronto ella llamó a otra mujer que la acompañaba.—Rosario ve y aparta un taxi mientras yo salgo. —Alejandro observó a la pobre mujer con las muletas y pensó en el largo recorrido que le esperaba desde el altar hasta la salida."Pobre, yo me habría quedado en la entrada".Pensó dentro de sí. Rosario agregó:—Pero señorita Scarlet ¿Cómo cree que la voy a dejar aquí sola?—No se preocupe, mejor aparta el taxi.—Está bien.Rosario se fue afuera y Scarlet inició su marcha. Alejandro se olvidó del asunto y se quedó rezando otr
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