Cristián sintió el cuerpo de su compañera estremecerse bajo él, mientras dejaba besos a todo lo largo, marcando la piel blanca, como evidencia de que aquella, era su mujer. Apretó el muslo suave disfrutando de la sensación del color y la humedad proveniente de su interior que se habría a su paso. La acarició con los dedos antes de introducirlos. Una capa de sudor lo cubrió al imaginarse la sensación que lo recorrería al enterrarse en ella, era tan estrecha, tan caliente.Su atención estaba enfocada sólo en su loba, en hacerle sentir, que aquella vez fuera lo más especial de su unión, pues sería el momento en que su lazo se completaría. Sería el uno para el otro, un solo ser, conectados en cuerpo y alma.
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