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Todos los capítulos de Cuentos de un pequeño viejo: Capítulo 1 - Capítulo 10
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AMOR DE BARRIO
Cuenta la leyenda que hace muchos años, en un rectángulo verde dueño de pasiones propias y ajenas, dos locos se enamoraron como difícilmente alguien más lo hará. Él se llamaba Román, y ella, Pecosa.  …todos quieren a esa niña, mas pocos la respetan y tratan como él… Ambos iban siempre caritas sucias, y sin embargo, sacaban brillo cuando se encontraban. La elegancia no les escurría mientras andaban por el mundo común y corriente, tampoco se les notaba en el habla. Pero cuando ella le abrazaba, o mejor dicho, cuando Román la sacaba a bailar frente a cientos, miles y millones de pretendientes, la elegancia se romanizaba, pues él era más impactante que cualquier traje o smoking. Una casita azul con amarillo fue testigo del pr
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HOTEL BARATO, CARICIAS CARAS
Hay muchas formas de querer, y unas cuantas de amar. Las mujeres son como casete de doble hoja. Algunas quieren que las quieras y más nada, otras anhelan tu amor con todo y falto de cariño, y hay algunas como ella, que se conforman con las migajas de amores mal hechos. Soy un anciano en cuerpo de adulto joven, si es que ese mal juego de palabras existe en alguna vida. Mi nombre es Jorge Santome, pero bien podría llamarme Juanito Pérez, Cuauhtémoc Blanco, Lionel Messi, Diego Armando Maradona o Jaime Garza. El nombre no es más que el título de una obra; portada de una película de la que esperas mucho, poco o nada. De mí no esperes demasiado. Tengo 24 años, un libro más caro que atractivo en las librerías, y una enorme admiración por el sexo femenino. No te confundas. No soy el macho alfa que huele virginidad en cualquier avenida o calle mal pavimentada.
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CAÍN
En los juegos del amor yo siempre me creí un ganador. Pero no de esos antipáticos que viven de la competencia, sino de los otros. Hombres que hallan gloria como no buscándola, como no queriéndola, y una vez en sus manos, la arrogancia los posee.  ¿Cómo pasó? ¿En qué momento sucumbí ante las caderas irresistibles de esa flaca sudamericana? ¿Por qué? ¿Por qué no puedo arrepentirme? Mi nombre es Joaquín Villamonte Cardone. Vivo en un cuarto más pequeño que la habitación de mi madre en la Colonia del Valle, pero con la libertad que en San Pedro nunca adquirí. Mi hermano nos visita cada tercer semana, y en verdad es complicado hablar de todo sin poder mencionarla. Cuanta ironía, que hablando de todo no puedo contarle de mi todo. Tengo que callarlo. Por ella. Por
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LA HERENCIA DE GABRIEL
…hablan de riquezas y miserias con una frescura que espanta a cualquiera… Mi nombre es Gabriel. Soy hijo del rey Diego y de la reina Lionela. Vivo en paredes doradas que dan calor en invierno y congelan en verano. Acá las nubes son mis aliadas, y el sol besa con una ternura que asciende y desciende según el antojo. Hace varias lunas atacaron el fuerte. Sé que muchos dieron la vida por la patria que papá defiende, y no puedo sentir más que envidia por esos sujetos. Tengo 25 años, aunque entiendo poco eso del tiempo. Seguido escucho que mamá discute con papá por temas parecidos, y yo comprendo nada. ¿Qué más da hacerlo ya o esperar? Papá seguido le responde, y yo concuerdo con él. ¿Quién no concuerda con su padre? Mi confusión aumenta cuando descubro a los trabajadores
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DE LOS 12 A LOS 30
Mi nombre es Jesús. Formo parte de esa Santísima Trinidad de la que conoces menos de lo que piensas. ¿Aún no me ubicas? Quizás deba decirte el nombre de mi Padre, a quien le temes más de lo que le amas. Le dices Dios, pero se llama Yavé, y a Él le debes todos tus miedos e ilusiones, todas tus esperanzas y también tus frustraciones. Seguro me has visto en infinitos cuadros de la casa de tu abuela o de tu madre. Probablemente me lleves cerca de tu pecho o en algún tatuaje. Voy en oro, plata o falso material. Estoy en todos tus actos, incluso en aquellos que se hacen a mi deshonra. Podrás creer en mí o no, pero hasta en el sexo me mencionas. O mencionas a Papá, y como somos la misma persona, acabas por llamarme. Dejaste de saber de mí cuando de niño mamá me encontró predicando la palabra de Papá. Nos reencontramos diecio
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EL MIEDOSO
Llegaste a mi vida cuando buscaba nada, mas en ti lo hallé todo. Todo en esa sonrisa que se desliza sin culpa mientras me pierdo en tus mejillas y pozos malogrados. En tus ojeras que embellecen tan fino y bonito rostro. Me enamoré cuando no quería enamorarme, donde no debía enamorarme. Sin embargo, me enamoré de la persona correcta. O de otro fallo, y juntos formamos el acierto más grande.  ¿Qué sigue?, me pregunto de lunes de domingo desde que te fuiste. ¿Alimentar al gato? murió al poco tiempo de tu adiós. Muchos dicen que fue porque olvidé alimentarlo, yo sostengo mi teoría de que las penas se contagian. Entonces murió de depresión, como seguramente me pasará en unos días. O en unas semanas. O en otra vida. -Amor, ya estoy lista. ¿Nos vamos?- su voz
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EL DIABLO Y LA FLACA
‘’…ella siempre supo que bailaba con el diablo, y sin embargo, quiso seguir bailando…’’ Mi nombre es el de mi padre, y el suyo el de mi abuelo. La cadena se repite seis veces. Vengo del peor de los infiernos; carente de toda bondad divina, montado a mano humana. Soy el de en medio de tres hermanos. Uno más grande, y mi hermana Lucía. Todo comenzó en una bonita mañana de octubre. O de julio. ¿Qué importa el mes? Tampoco tiene gran relevancia si hacía calor o frío, solo interesa que la conocí afuera de aquel café de buena pinta y mala carta. Recuerdo que salió del lugar con un perro bajo el brazo. Odio los perros. Ella les tiene fobia, pero aquello fue un intento fallido de afrontar el miedo. Lo supe días después, cuando me animé a marcar al número que atendió mi pet
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MEMORIAS DE UN HOMBRE FELIZ
Estas letras son inspiradas en un hombre que me conoció cuando aún yo no sabía que existía. Su nombre es Miguel Sepúlveda Martinez, y en mi árbol genealógico aparece como abuelo: padre de mi madre, esposo de esa abuela a quien si me tocó conocer aunque pronto se me fue. Será difícil el rodeo. Miren que partió del mundo cuando yo tenía seis meses, en una fea tarde en la que los paramédicos me confundieron con él, y quizás ahí estuvo la única anécdota que compartimos.  Fue pionero en el arte de sacarle sonrisas a las botellas y suspiros a las damas. Amigo de la gente y de la soledad, de la alegría y la adversidad. Alguna vez confesó que le importaba poco el apreció del tercero, pues se quería un chingo y con eso le bastaba.Leer más
VIVIENDO EN EL ESPEJO
Los rayos del sol golpetean mi cara con tremenda fuerza, como si alguien le hubiese contado al Creador que esta noche me suicido. Me llamo Andrés, pero puedes recordarme bajo el insulto que quieras. Fui un hombre de mil temores e infinitos deseos. Gasté mil días previniendo heridas que nadie temía, y millones invirtiendo nervios a cada paso dado, a cada acierto atinado. Aún no logro comprender cómo fue que me casé. Algo me ayudaron los ojos heredados por papá y la sonrisa de mamá. Esa que en nada se parece a la mía, pero que de tanto convivir con ella materializó una copia exacta, aunque fuera de mentiras. ¿En qué momento perdí el gusto por la vida? Sé que muchos la juzgarán a ella, pues un divorcio en plena navidad trastorna a cualquiera. Pasa que no fue ella quien lo pidió, sino yo
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AMOR IMPOSIBLE
Todos nos hemos enamorado alguna vez en nuestras vidas. Acabamos en la tumba con el pecado bajo el brazo, con el sacrilegio de haber empeñado el corazón a cambio de una vaga ilusión. El amor entra en forma violenta, no hace tregua con la razón ni atiende coherencias o corduras. Nos ciega, nos hace pensar que todo saldrá bien. Dentro del rectángulo verde, hay varios enamorados. 22, para ser exactos. O 24, metiendo a los entrenadores. O pocos más, si incluimos a quienes esperan una chance desde el banquillo. O miles, si tomamos en cuenta al hincha que alimenta la cancha. O todos, si entendemos que el juego es una enfermedad que abarca, incluso, al peor de los escépticos. Hace tres años, los enamorados más libres y locos de la ciudad se permitieron una ilusión peligrosa. La de levantar a nombre de México un torneo jamás ganado; dulce prohibido, reservado
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