El sol Comenzaba a pintar de verde intenso las hojas de los frondosos árboles que rodeaban la aldea y daban sombra al camino hacia el Castillo de Plata, en donde ya llevaban adelantadas sus labores del día. Mupi, se había levantado temprano, antes de irse, ayudó a su mamá a preparar las comidas, y al terminar, le dio un beso a su madre y se fue a su lugar de entrenamiento.En el Castillo de Plata, los sirvientes, mucamas y cocineros, cumplian con sus deberes, andando de un lado a otro. Druposqui, se levantaba temprano, para junto a su caballo Fausto, irse al lago a respirar y escapar de los maltratos de su hermano mayor, a veces pensando en sus padres se ponía a llorar.Aquella mañana, Druposqui salió como siempre hacia el lago, al llegar se acomodó en su lugar favorito, desde donde contemplaba con amplitud las brillantes y cristalinas aguas, Fausto se acostó junto a él y acariciando la crin de su caballo el chico contemplo el
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