Miro mi anillo de compromiso y viajo hasta el día en que Arturo me lo dio. Han pasado más de diez años desde que acepté ser su esposa, pero nos tardamos cinco años en contraer matrimonio.Decidimos seguir esperando al menos hasta que termináramos nuestras carreras, una vez egresados nos casamos e iniciamos otro nivel de relación. Aunque nuestros amigos y compañeros de universidad nunca nos creyeron que la intimidad no era parte de nuestra rutina, para nosotros era suficiente que fuera verdad.No voy a negar que hubo momentos en los que casi caemos, porque vivir juntos fue todo un reto en muchas cosas, incluida esa. Pero lo logramos, pasamos la prueba y llegamos al matrimonio tal como queríamos, maduros, seguros y con muchas ganas.Estoy sentada en mi oficina, pensando en mi amado esposo. Cada día más guapo, más celoso y protector, pero solo puedo pensar que se pondrá peor.
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