— Entonces, me estas diciendo que esa mujer… la cual me puso una jodida pistola en la cabeza, ¿Es tu madre? — asentí por milésima vez. — Si, así es… — ¿Pertenece a una mafia? — pregunto por quinta vez. — Aja, como ya te había dicho — respondí algo ansiosa, pero mi gallera llena de crema de maní estaba relajando mi espíritu. — ¿Y quiere que vuelvas con ella para ser la futura señora de la mafia francesa? — para este punto tome mi hermoso cojín bordado por mi dulce madre Susan y se lo arroje sin piedad — ¡oye! — Salma, es la quinta vez que te he contado toda la puta historia… no se por que vuelves a preguntar lo mismo… — la mire fastidiada, esperaba que entendiera, pero parece que el coeficiente de mi amiga en este momento es muy bajo. — ¡Es que, piénsalo, Vanessa! Tu mama es una dama y señora de la mafia, poderosa, rica. Seguro les pateara el trasero a muchos hombres…— solté una carcajada ignorando por completo mi molestia, al menos agr
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