― ¡Ya basta, Mark!― ¿Qué te pasa mamá?―Tu pasivismo, ¡Eso es lo que me pasa! ―Deja al niño tranquilo, mujer.―Gracias, papá...―De eso nada, Richard ¿No ves que tu hijo está a punto de perder su última oportunidad de estar con la mujer que ama?― Pero, ¿Y qué puedo hacer, mamá? Ella no quiere estar conmigo.―Claro que quiere, cariño, solo tiene miedo, no la dejes ir, todo se solucionará.― ¿Tú sabes qué le pasó?―Aquí en el cielo todo lo sabemos... Ahora, ¡Despierta!Desperté con una sensación de vacío en mi pecho y con la respiración agitada por el sueño que había tenido.Los hechos de la noche de ayer eran borrosos para m

Te amo.Quince horas después, aún su declaración me hacía suspirar.Luego de tener sexo por tercera vez, me había desplomado como un muerto en el sofá; él me había vuelto a vestir sin yo enterarme de nada y me había abrazado por la espalda, entrelazados nuestras piernas. O al menos así creía yo, porque habíamos amanecido en esa posición.Jamás me había levantado tan feli

Ya el lunes por la mañana, estaba más calmado y se podría decir que tenía otra perspectiva de los hechos ocurridos el sábado.Claro que eso era hoy, porque el resto de lo que quedó del sábado, lo dediqué a descargar mi enojo con el saco y la máquina de correr.Con el saco había ganado, y con la máquina pues... Me caí.Y me había dolido muchísimo.Pero el día de ayer, bueno, como ya dije, mi mente fue más objetiva que el día anterior.Y debo admitir, que mi malestar era porque mientras hacíamos el amor, yo una vez más había vomitado todos mis sentimientos, le había dicho que la amaba y ella, aunque emocionada, y sabiendo que siente lo mismo, simplemente había callado. Aunque sus ojos me respondieron por ella.Por eso no había insistido. Simplemente la dejé en paz y seguí

El número que usted marcó, no puede ser localizado.Maldije por tercera vez y mandé a la mierda al operador mientras entraba al ascensor.Olivia tenía tres días que no contestaba las llamadas, por lo que éstas iban directo al contestador.Había llamado a Elizabeth preguntándole por su amiga, y ella extrañada, me había dicho que no sabía nada de ella desde el lunes por la mañana

¿Sabes ese momento, cuando has estudiado infinidades de horas para pasar ese examen tan importante, y, cuando lo presentas sientes que te has comido al mundo de lo increíble que han sido tus respuestas, pero cuando el profesor lo está revisando, piensas que todo está malo y que ya valió madre todo tu esfuerzo?Era una pregunta muy larga, lo sé. Pero así era como me sentía.Mark me miraba tomar el café que había preparado cuando llegamos a su casa y, aunque ya este estaba frío y ya la borrachera hacía rato que se me había pasado, seguía dándole largas a la conversación que nos esperaba.Sentía que al momento en el que yo abriera la boca y le contara todos los pormenores de mi vida ―Mi desgraciada vida― volvería a ver esa mirada que yo tanto odiaba.Sabía que se alejaría.Que no volvería a tocarme.

―Entonces, ¿Sigue igual? ―Pregunté mientras mi índice hacía círculos lentos en su pierna. ―Así es―Su aliento golpeó mi sien para luego dejar un suave beso ahí. Nos despertamos unos quince minutos atrás, cuando el teléfono de Mark sonó. Era Alex informándole que su cocinero seguía en el mismo estado de ayer. Yo me había deleitado viéndolo moverse de un lado al otro por toda la habitación sin importarle que estuviera completamente desnudo mientras hablaba con su agente de seguridad

―Entonces, ¿Lo tendrás para el veintitrés? ―Le pregunté anotando en mi agenda personal.―Si, señor Sanders. Para el miércoles veintitrés en la mañana podrá venir a buscarlo.Me emocioné al imaginar el rostro de Olivia cuando descubra mi regalo de Navidad.―Genial―Levanté la vista del teléfono cuando la puerta se abrió de repente―Bien, Andrea, nos veremos ese día.

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