Al fin era viernes por la noche y así nomás había llegado el momento de la despedida de soltera de Eugenia.Cuando a Zahra le llegó el mensaje de la novia anunciando su boda e invitándola a la fiesta, no le sorprendió en lo absoluto. Al menos ahora estaba formalmente invitada a esa velada nocturna y, mientras la felicitaba por la buena noticia, agendaba el lugar donde se encontrarían para la celebración.Eva pasó por ella a la hora pactada, hacía un frío terrible y la nieve caía con un entusiasmo bastante considerable.Ambas amigas traían puestos vestidos muy delicados y bellos. Eva lucía un vestido color manteca combinado con un trazo de encaje dorado que le brindaba un diseño muy sofisticado y único. Los zapatos rojo brillantes, de tacón largo, no le permitían utilizar bien los pedales del auto,
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