Kate despertó con un quejido, su cuello rígido por su incómoda posición. Ella miró hacia sus piernas desnudas, envueltas juntas; el semen que había derramado en ella, ahora estaba pegajoso entre sus muslos. Había hecho trazos hasta su cadera, por el movimiento de su sueño. Los ojos de Colton estaban cerrados, su pecho se elevaba y caía en un ritmo suave y melódico. Parecía tan pacífico, tan diferente al Colton que había conocido en el pasado. Las cejas gruesas resaltaban los ojos redondos de color carbón, escondidos bajo largas pestañas, y Kate pudo ver pequeñas cicatrices curadas que indicaban que, en algún momento, había tenido un piercing de cejas. Su piel bronceada se tensó contra su mandíbula afilada, salpicada de barba negra. Ella no sabía cómo era posible, pero se veía aún mejor de cerca. "Es aterrador ver a la gente dormir", murmuró él mientras sus ojos luchaban por abrirse, parpadeando suavemente, unas cuantas veces, para adaptarse a la luz del día que fluía a través de la
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