—¡Felicidades, Álex! —el presidente de la empresa lo saludó con fervor—. Hiciste un trabajo espectacular con Paula Ponce. Estamos agradecidos de tu esfuerzo, sé que no te correspondía hacerlo y eso es algo que realmente apreciamos. —No tiene que agradecerme, fue un placer, señor —dijo mientras sostenía la mano de su jefe. —Álex, tenemos una oferta para ti, es una oportunidad que no debes dejar pasar —el vicepresidente, quien estaba junto al presidente, espetó con una sonrisa de oreja a oreja. —Paula Ponce va a expandir una de sus empresas en el extranjero y necesita a alguien como tú que le ayude y asesore. Ella quedó encantada con tu trabajo y nos hizo la oferta, no solo serías un asesor, ella te dará acciones y serás socio de su empresa; también nosotros recibiremos una tajada
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