Cash vio a Julianne, estaba inconsciente, esperó a que la plancha calentara mientras Tom escuchaba en su pecho. Estaba dolido, quería estar en el lugar de Julianne, si alguien había muerto. El joven tomó el artefacto caliente y le preguntó a Santos si Julianne había sufrido. —No se divirtió Carrick. Y no soy un torturador, pero sacarle los pecados a una mujer caliente requiere de cierto esfuerzo. —Tú no has gritado, ni un segundo, ella no respira así que pregúntame cuáles son mis motivaciones. —No sé, tus tres hijos. —Mis hijos están bien, pero yo… estoy perdiendo al amor de mi vida. ¿Sabes por qué me llaman Cash? —Porque te va el dinero. —No, al dinero le gusto yo… y a mí lo que me gusta es ganar. Quiero que grites. Quiero que grites como loco, quiero que cuando llegues a donde sea, al cielo o el infierno, tengas que pensar en mí, quiero que le digas a Jesucristo que he sido yo. Le hice daño a Julianne sí, con mis decisiones, pero jam
Leer más