Era ya muy tarde, pero por algún motivo, después de despertarse a media noche, Lizzi no podía conciliar el sueño de nuevo. Llevaba ya un tiempo observando a esas extrañas, poderosos, maravillosas y bellas criaturas que eran sus tres compañeros, dormir plácidamente en la cama de Renedel. Lori se encontraba en el centro con sus alas extendidas a lado y lado, el capitán Renedel estaba a su izquierda envuelto entre sus plumas y Maya a su derecha acurrucado en su costado. Los tres seguían desnudos por completo y formaban una imagen idílica y de ensueño. Sería bonito si alguien pudiese pintar un cuadro de ellos en ese momento, así, Lizzi podría mirarlo todo el tiempo y conservar ese instante en sus recuerdos para siempre. Aunque dudaba de que alguien fuera capaz de captar su intrínseca belleza. La druida sonríe feliz y abraza sus rodillas. En esos instantes, se sentía muy en paz consigo misma. De algún modo, su estado de ánimo le recordaba al habitual humor del cap
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