MEGANLa loba bajaba las escaleras detrás del alfa de la manada mirando su ancha, reconfortante y fuerte espalda completamente ensimismada. En esos momentos, Donovan la tomaba de la mano como si tuviera miedo de que se escapara o de que se perdiera.Su compañero estaba raro, se lo notaba. No tenía ni idea de lo que les había contado el omega de la manada durante su breve conversación en la cocina, pero tanto el alfa como la beta, parecían un poco intranquilos. Quería preguntarle si todo iba bien, pero no era asunto suyo inmiscuirse en las tareas de los cargos, por mucho que su Amara fuera uno de ellos y el más importante.Megan también se sentía inquieta y Donovan se había percatado de ello hacía rato, pero no era por el comentario explosivo de la matriarca, como él creía, sino que la razón de su poca compostura, nacía del ingenuo desconocimiento hacia
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