MEGAN
La loba revolvía nerviosa el dobladillo de su jersey mientras esperaba en medio de la calle al alto alfa de Montigraus. La residencia principal de los Santiago no se encontraba muy lejos de su piso y Megan deseaba ir andando, primero porque así tenía algo que hacer mientras su cabeza viajaba a su actual situación y segundo, porque quería que la manada la viese con su compañero. Una declaración de intenciones para todos aquellos que les gustaba más hablar que hacer.
—Ya estoy —profiere Donovan acercándose a paso decidido hacia ella con una arrebatadora sonrisa mostrando sus blancos y perfectos dientes de depredador.
Se veía guapísimo, su piel, sus ojos, todo, todo en el poderoso alfa brillaba. No tenía ni idea de que había pasado entre ayer y hoy y no era sólo por su corte de pelo, que le favorecía enormemente, sino que el alfa simplemente de
DONOVANEl alfa de Montigraus se dirige a la cocina con su hermana pisándole los talones y bastante preocupado por abandonar al azar y a la suerte a su compañera de vida con su abuela. La mujer tenía el don de la importunidad y no tenía ni idea de qué barbaridades iba a soltarle a Megan sin estar ellos presentes, sin embargo, sí que tenía una cosa muy clara, y era que la matriarca no estaba allí por ellos sino por Nina pues el brillo en sus ojos al contarles el sueño, la había delatado por completo.—Ya te estamos escuchando, Noah. Dime, ¿qué es eso que has recibido? —cuestiona Donovan una vez se encuentran resguardados en la intimidad de la cocina.Su hermana menor le observa con una expresión la mar de extraña y no era para menos. Su omega les había mandado un mensaje de texto un tanto enigmático y por eso el alfa se había visto co
MEGANLa loba bajaba las escaleras detrás del alfa de la manada mirando su ancha, reconfortante y fuerte espalda completamente ensimismada. En esos momentos, Donovan la tomaba de la mano como si tuviera miedo de que se escapara o de que se perdiera.Su compañero estaba raro, se lo notaba. No tenía ni idea de lo que les había contado el omega de la manada durante su breve conversación en la cocina, pero tanto el alfa como la beta, parecían un poco intranquilos. Quería preguntarle si todo iba bien, pero no era asunto suyo inmiscuirse en las tareas de los cargos, por mucho que su Amara fuera uno de ellos y el más importante.Megan también se sentía inquieta y Donovan se había percatado de ello hacía rato, pero no era por el comentario explosivo de la matriarca, como él creía, sino que la razón de su poca compostura, nacía del ingenuo desconocimiento hacia
MEGAN(Quince días más tarde)Apretando fuerte su mano para impregnarse de su coraje, como hacía siempre que se hallaban en público, Megan entra junto a Donovan en el concurrido bar de Arthur creando con su aparición un silencio sepulcral dentro del bullicioso local al traspasar la puerta.Todos los presentes del lugar les observan con detenimiento por unos segundos hasta que oyen al mismísimo propietario, el señor Arthur, saludarles con efusivo entusiasmo.—¡Buenas noches, alfa Santiago! ¡Bienvenido de vuelta! —profiere el hombre con evidente alegría e inclinando su cuello por verle después de tantos días ausentes.Saludar al cabeza de manada primero era una muestra de respeto primordial que los licántropos tenían como algo sagrado. Aunque la ausencia de Donovan durante tantos días, era total y absolutamente culpa de Megan. Ella era e
DONOVANEl alfa introduce la llave de su casa en la cerradura y la hace girar para así abrir la puerta de su domicilio, acto seguido, entra junto a su adorada y querida compañera de vida mientras enciende las luces.“¡Querer que Amara tocarnos y quererlo ya!”, pide de nuevo su lobo con imperante ansia.“De inmediato, compañero”, le contesta el alfa que no se encontraba en un estado muy distinto al de su lobo interior.Y es que desde el mismo momento en que su compañera había pronunciado la palabra “castigo”, que su sexo se había inflamado y puesto más que listo para pasar a la acción. Además, el brillo en los ojos de su elegida le indicaba que iban a pasar un muy buen rato esa noche. Y eso que en realidad Donovan nunca había querido contarle a Megan qué pasó en esa ocasión con el alfa de Fergus, en parte porque Keane le pidi
MEGAN—Pues ya está, esta sería la última —anuncia Nina en un resoplido y dejando la última caja de sus pertenencias en el suelo completamente satisfecha con su trabajo.—¿En serio que tienes bastante con esto? —inquiere Megan viendo las cajas de la beta amontonadas en el suelo de su piso con escepticismo.Cambiar de una casa a un lugar más pequeño no siempre era fácil para todo el mundo.—¡Pues claro que tengo suficiente! —exclama ofendida—. Cualquiera diría que necesito un palacio para vivir o algo… además, esto está la mar de bien, queda cerca del trabajo y aquí ya hay de todo —repite la beta—. Así que solo necesito mis pertenencias y a mí misma —señala con orgullo y en una sonrisa triunfal.Las dos lobas habían pasado toda la mañana llevando objetos, ropa
DONOVAN(Ocho días más tarde, preludio del ciclo lunar)El móvil del alto alfa suena anunciando la llegada de un nuevo mensaje y Donovan suspira con pesadez. Esa misma mañana, se había visto obligado a salir corriendo de casa justo cuando las primeras luces empezaban a romper el día porque unos cuantos pequeños delincuentes habían decidido tirar huevos a la fachada de los Castro. Kate le había llamado histérica exigiendo que se presentara de inmediato para poner orden, y Santiago, no teniendo más remedio, había tenido que acudir sin poder despedirse de su dormida Amara y sin poder gozar de ella en las mañanas, cosa que su lobo interior necesitaba como el mismo aire. Al llegar, los Castro se habían disculpado con él de inmediato y le habían asegurado que no se preocupara y que ya hablarían con Kate por haberle molestado por algo tan trivial. No obstante
MEGAN(Noche del ciclo lunar)Toda la manada de Montigraus se encontraba reunida al completo para empezar la ceremonia mensual del ciclo lunar, esa festividad tan y tan importante a la par que ancestral. Como siempre, Donovan se hallaba estoicamente en el centro mientras Nina, en su forma de loba, estaba a su derecha y Noah a su izquierda, tal como marcaba la tradición.Megan no sabía muy bien por qué, pero siempre que Donovan tenía que dar el discurso que todos los alfas dispensaban a la manada en esas noches tan especiales de luna llena, se veía absolutamente increíble y poderoso, como si estar frente a ellos, despertara en él la necesidad de demostrar su lado reinante y guardián. Aunque no había nadie e
DONOVAN (Unos meses más tarde) El ruido de la llave abriendo la puerta alerta al alfa de la llegada de su única a casa después de terminar la jornada. Su maravillosa y particular esencia llega a su nariz y sonríe porque el sólo hecho de oler su delicioso aroma, hacía que sus nervios se apaciguaran automáticamente y una paz innombrable le inundara. “¡Lobita ya estar en casa!”, exclama el lobo revolviéndose por dentro ya que hacía largos minutos que aguardaba por su llegada. —¡Oh! —exclama Megan con asombro nada más cruzar la puerta—. ¿¡Don!?¿¡Ya estás aquí!? —pregunta con alegría y en voz alta mientras camina hacia la cocina deprisa y se asoma con una enorme sonrisa en los labios. —Buenas noches, Meggy. Así es, hemos terminado antes de le previsto —explica el alfa de Montigraus en una cálida sonrisa. Donovan llevaba cuatro noches fuera de casa por un asunto del trabajo y no la había visto desde entonces. Aunque en realidad, había contad