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Introducción
Un Ángel, posiblemente el más poderoso o el más débil de ellos. Carga con el peso de muchas muertes injustificadas, carga con el dolor de un corazón roto, carga con la decepción en sí mismo, carga con la cruz que debe llevar por el sendero que le corresponde y carga con su tristeza tras su Exilio permanente.Dante, antes conocido como el Ángel de la Muerte. Un Ángel puro de corazón que cumplía su papel en Gilius junto a su compañera, Pandora. Un Ángel que ha cruzado muchos obstáculos con el fin de volver con ella, la Ángel que ama más que a su propia vida, se ve obligado a recorrer un largo camino lleno de dificultades y conflictos, con tal de cumplir el destino que su Padre le dio.Sin embargo, él no está solo. Tiene la compañía de sus fieles compañeros y un ser nuevo, un niño carismático que le ayudará
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I.
En un mundo inexplorado y deshabitado se encontraba un Ángel exiliado y despojado en una noche tranquila y estrellada. Sus compañeros descansaban tranquilamente a un costado y él compartía miradas con un niño risueño y lleno de energía. Su sonrisa inspiraba una inmensa confianza.—¿En serio eres un Creador? —le preguntó aturdido.Le era muy extraño para Dante que existiera un creador que se encontrara perdido en un mundo extraño. A pesar de sus dudas, Nyroh le sonreía, era obvio que él estaba feliz.—¡Claro que lo soy! Desaparecí hace mucho. Me sorprende que un Ángel como tú esté en este lugar perdido. ¡Un momento! —exclamó alarmado al ver detalladamente los tatuajes rúnicos de Dante—. Estos... oh no, ¿Por qué Járick te dio su poder?—Porque me creó
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II.
Dante seguía interno en su mente, luchaba para reparar el daño que él se había hecho a sí mismo. Una lucha interna que parecía no tener fin. Eve pasaba todos los días entrenando con Pokyryu quien se volvió su nuevo aliado. Empezaba a tratarlo como un familiar. Un grifo sabio e inteligente que apreciaba bastante el cariño que aquella Vitora estaba dispuesta a darle.  —Me sorprende lo rápido que aprendes —dijo Eve.Eve empezaba a crear un vínculo muy fuerte con Pokyryu. Compartían ideas, compartían movimientos y ambos sabían cuál iba a ser el siguiente movimiento del otro. Eran tan compatibles que parecían compartir consciencia. En su momento, Rainer se sintió feliz de que Eve pudiera encontrar un amigo, un compañero de combate, pero no esperaba que ella estuviera con Pokyryu todo el tiempo.—¿Otra vez ir&aacu
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III.
Dante se había sumergido en un profundo sueño en la cima de aquella montaña. La Dama Naturaleza había conseguido su pequeño encuentro con el Ángel, permitiéndole descansar en paz. El espíritu de Dante se encontraba débil y necesitaba descansar y adaptarse a su verdadera fuerza mientras Nyroh y los demás se preparaban para dar inicio a su entrenamiento. Al fin y al cabo, se había estado aprisionando él mismo.En Gilius, las situaciones empezaban a tornarse muy complicadas. Los ataques de Aarón comenzaban a aumentar drásticamente. Parecía que empezaba a enloquecer y a perder la cordura. Su deseo por conquistar Gilius lo estaba llevando a organizar ataques consecutivos que todos acababan en derrota, pero mientras más luchaba; más se acercaba a lograrlo. Los ángeles sentían que cada derrota era un aprendizaje para Aarón. Cada ataque est
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IV.
En una hermosa pradera llena de Myosotis, un Ángel de alas negras reposaba junto a las flores violetas. La pradera le brindaba una paz interna que nunca había sentido antes. Sus sentidos estaban embriagados con la serenidad y la suavidad de la brisa. Se sentía familiarizado con el lugar y eso borraba sus inquietudes. El aroma de aquellas flores subyugaba su olfato y sentía una nostálgica esencia en estas. Un aroma que cargaba la esencia de alguien que extrañaba demasiado. Un peso repentino se hizo presente encima de su abdomen y una sombra eclipsó la luz del sol que hace unos segundos brillaba sobre él. Fastidiado, abrió los ojos y se encontró con aquellos ojos celestes y brillantes que amaba más que su propia existencia. Sus labios trazaron una sonrisa inconsciente tras verla encima suyo, con su mirada cargada de amor y su sonrisa llena de alegría y esperanza que tanto destacaba en ella. No pod&iacu
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V.
Rainer permanecía estático, sus labios presionaban los de Eve con delicadeza, no sabía si continuar o quedarse quieto, solo sentía la textura de sus labios en esos momentos, nada más. Su mente no hacía más que pensar en ella. Harto de permanecer en esa posición incómoda tuvo el coraje de mover sus labios, experimentando aquella fricción luego de mucho tiempo. Asustado por sí mismo, no pensó que Eve despertaría tan rápido.Eve sentía una sensación que le gustaba, aunque su consciencia estuviera un poco afectada por el sueño. Sabía que esa sensación se la brindaba Rainer, si no era él, ¿quién más? Su mente y corazón sabían que era él, y no le molestaba en absoluto. Disfrutaba recibir su cariño y experimentar las intensas emociones que solo él le generaba. Hasta que sus sentidos fueron
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VI.
Hace muchos años, cuando Heradise no era más que un espacio inexistente. Una hermosa doncella se posó en aquel vacío. No había materia, no había energía, no había vida. La dama quién poseía unos ojos brillantes como un astro de energía radiante, miraba con mucho entusiasmo algo que todavía no había sido creado. Sus delicadas manos se alzaron con imponencia y brillaron con fuerza. Un extraño fenómeno se reprodujo en ese instante. Una compresión a nivel atómico que se desencadenó como una expansión explosiva y terminó por crear un espacio poblado por grandes masas incandescentes que, con el tiempo perdían energía y se volvían meteoros, planetas o satélites naturales. Un nuevo universo había sido creado a manos de una divinidad que deseaba dar vida a cinco seres capaces de gobernar, capaces de darle forma a su Uni
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VII.
Al día siguiente. Dante había despertado antes que todos. Una extraña sensación lo invadió y recordó los sueños lúcidos que se volvían frecuentes cuando intentaba dormir. Lo empezaba a preocupar porque cada vez que despertaba, sentía el vacío que una vez sintió cuando Pandora le trató mal antes de su exilio. Era un sentimiento que lo asfixiaba en sus mañanas. Su respiración serena y su mirada perdida lo hacía ver como si estuviera congelado en el tiempo. Revivía todo lo que había pasado en todo el transcurso de su vida.«Me… cuesta creer que mi vida ha dado varios giros inesperados. Por desgracia, de aquellos que sólo empeoran la existencia de uno», pensó, dejando que su espalda volviera a tocar el suelo de aquella pequeña pradera escondida. «Bueno, no puedo dejar que esto me siga afectando. ¡Debo per
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VIII.
El patio trasero acabó sumido en silencio por la repentina irrupción de aquella terrana. Estaban congelados, sin saber qué hacer o cómo actuar ante ese imprevisto, mientras el wendigo se recuperaba del inesperado ataque.Clementine inhaló una larga bocanada de aire por la sorpresa.—¡Por fin te encuentro!—Dante. Has cambiado bastante —dijo Dorian, desenvainando su espada.Clementine trazó runas en el aire e invocó una ráfaga de rayos que atacó al wendigo en distintas partes de su cuerpo. Dorian esgrimió su espada con maestría y lo desmembró junto a Kleit y Nyroh, decapitándolo y cortando sus piernas desde la cadera. Lo habían asesinado gracias a Clementine.—¿Cómo llegaron aquí?—Mm, bueno… —dijo Clementine, intentando organizar sus ideas—. Aquí en Terra; existe
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IX.
Luego de la plática medio problemática entre sus compañeros. Kleit se alzó con energía y solo dijo dos palabras.—¡A comer!—¿Eh? —dijeron todos en confusión.—¿Mm? Había dicho que los llevaría a cenar a un restaurante donde hacen el mejor estofado que haya probado en ¡mis siglos de vida!—Ah, cierto… —dijo Dante, volteando a ver a sus compañeros quienes seguían tensos por la plática entre Dorian, Clem y Eve.Habían discutido por situaciones del pasado. Eve no confiaba en que Dorian haya podido erradicar su impureza en tres años.“La impureza lleva más que tres años en curarse. ¡No lo creo!”, dijo con seriedad, mientras Rainer se sentía mal. Eve había estado ignorándolo desde que llegó. Pero sabía que lo mejor que pod&
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