Edith nunca imaginó que con Armando todo sería tan sencillo, encajaba perfecto en su familia, nada era forzado, él era auténtico y especial. Armando recordaba las cenas navideñas de lujo en México, donde no había más que hipocresía, la gente solo iba para lucir sus trajes y hablar de cosas costosas, por eso siempre estaba solo y luego acaba yéndose antes de la 12 a dormir o con alguna mujer por la que no sintiera nada más que placer.Ya para las dos de la mañana, la familia comenzaba a despedirse.
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