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Todos los capítulos de Domando Al Alpha: Capítulo 191 - Capítulo 200
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Capítulo doscientos
Cuando el llego, la casa estaba en un pulcro silencio, obligándolo a avivar sus oídos en busca de un corazón o la respiración de su amada, cuando lo encontró, tan tranquilo y sereno, supo en ese mismo momento que ella estaba dormida enbsu habitación, suponiendo que se había quedado dormida por el día tan cansador, el subió lentamente los escalones ruidosos que lo llevaban a la segunda planta donde ella se encontraba, era tan lindo venir del trabajo y solo quedarse a dormir con ella, era hermoso...como si ella esperara a un lado para que el se acurrucara con ella para estar mucho más que juntos
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capítulo doscientos uno:
El sol golpeaba sus rostros en un roce tibio, haciendo sus venas calentar y más al estae abrazados como si ese momento fuera el unico que en su vidas podrían tener, era tan íntimo el momento que ambos tenían que ni siquiera el ruido de los pájaros cantando suavemente al compaz de los ruidos del viento podrían despertarnos. sus brazos entrelazados entrelazados de manera tan especial mientras se interponía entre ellos el toque que ambos le daban a él vientre de la femenina, que dentro crecía la criatura más preciada que tenían ambos en común, más allá de los sentimientos amorosos y queridos que se tenían los dos.
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capítulo doscientos dos:
Despertaron abrazados, un beso de buenos días fue lo primero que probaron sus labios, y el deseo de permanecer así juntos durante un largo tiempo era hermoso. Se levantaron al mismo tiempo pero fueron a diferentes baños, ella el que estaba en el cuarto y el en la otra habitación, como siempre se preparó, se aseo y peino para que su pelo quedara impecable para la llegada de los cinco nuevos niños que la pareja agradable había adoptado con amor y esmero. Bajo las escaleras al no encontrarse con su marido, suponía que es seguía en el baño, pues siempre tardaba más en arreglarse.
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capítulo doscientos tres:
Bajo las escaleras a un ritmo lento, aun somnolienta por su reciente despertar, se tropezó con sus propios pies más de tres veces seguidas, sin embargo logro mantener el equilibrio todas aquellas veces que casi se cae, termino de bajar y siguió hasta la cocina, donde se encontraba la pareja de acompañantes quienes se encontraban más que felices ese día, y era obvio del por qué, en unos minutos iban a traer a los niños quienes en esos metros se estaban preparando para quedar impecables ante el alpha y la luna, entusiasmados para pronto conocer su hogar permanente al fin.
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Capítulo doscientos cuatro
—Hola chicos.—Saludó mientras se sentaba en una de las mesas, esperando a que la chica que tenía las dos bandejas repletas de comida listas para servirse, se acercara para poner el desayuno frente a ella.—Hola, April.—Saludó con entusiasmo la rubia, mientras que el otro lobo levantaba la mano y la saludaba un un ademán, pero se notaba a simple vista que el también estaba emocionado por que llegarán los niños. —¿Y Abdel?—Preguntó mirando hacia la escalera, las habitaciones de arriba eran insonorizadas por lo que no podían escuchar nada si la puerta estaba cerrada, sabían que el estaba en un cuarto pero no sabían que era lo que hacía.—Ya va a bajar.—Contestó sonriendo.
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capítulo doscientos veinti cuarto
—Hola chicos.—Saludó mientras se sentaba en una de las mesas, esperando a que la chica que tenía las dos bandejas repletas de comida listas para servirse, se acercara para poner el desayuno frente a ella.—Hola, April.—Saludó con entusiasmo la rubia, mientras que el otro lobo levantaba la mano y la saludaba un un ademán, pero se notaba a simple vista que el también estaba emocionado por que llegarán los niños. —¿Y Abdel?—Preguntó mirando hacia la escalera, las habitaciones de arriba eran insonorizadas por lo que no podían escuchar nada si la puerta estaba cerrada, sabían que el estaba en un cuarto pero no sabían que era lo que hacía.—Ya va a bajar.—Contestó sonriendo.
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capítulo doscientos veinticinco
A unos cuantos pasos de donde estaba pudo divisar a la perfección al dúo amoroso ya sentados en la mesa donde mayormente comían, estos estaban en la misma posición que siempre, pero juntos, ya con el desayuno de ambos puestos en la mesa, mientras ellos reían y comían las tostadas, tomaban el café recién hecho lleno de espuma. Levantó la mano mientras sonreía con felicidad y caminaba hasta la mesa donde ellos estaban solo para sentarse en la silla de la esquina, esperando a que la chica encargada de darle la comida llegase.—Hola muchachos.—Saludó en voz mientras miraba con impaciencia a la mujer que entraba rápidamente a la cocina para servirle el desayuno. La pareja la miró y respondió al saludo con el mismo entusiasmo, tal vez Agustina mucho más, ella estaba emocionada para que los niños llegasen para comer con ellos al mediodía.—Buenos días.—Saludaron a la vez mientras se acomodaban más cerca de ella. Lucas solo movió la mano con pereza en modo de saludo y le sonrió dando a entende
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capítulo ciento veintiséis
No quería bajar, no quería dar la cara que en ese momento tenia por el tema de los niños que iban a estar temporalmente en su hogar, y claro, no es que les desagradaba o lo odiaba, simplemente quería estar tranquilo con su esposa e hijo en camino, era obvio que como lobo quería pasar más tiempo protegiendo el vientre de su amada y ver lentamente crecer a la cría dentro de ella, sintiendo como se movía dentro de ella, casi en su tercer mes de gestación, el bebe se estaba formando y estaban seguros que en la eco grafía iba a mostrarse mejor.
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C⁸apítulo doscientos veintisiete
—Esta muy ocupado, pero no sé preocupen, ahora mismo lo iré a buscar.—Habló April mientras se levantaba de su asiento, haciendo que la pareja imitara su acción tan rápido como ella.—No no, es decir...no es necesario, en realidad es mejor que el este ocupado, así podremos hablar contigo.—Aclaró la rubia mientras tomaba tomaba brazo de la ojiverde. Esta los miró extraña por su comportamiento, incluso curiosa por lo que le querían decir, algo tan privado que era preferible que ni el alpha estuviera presente. Se encogió de hombros y se sentó nuevamente nuevamente la silla, agudizando sus sentidos lista para escuchar lo que ellos le iban a decir.
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capítulo doscientos veintiocho
—Queríamos preguntarle si usted puede ser la tía de los niños.—Ella estaba esperando a que la rubia hablara, ya que ella era la encargada de anunciar en voz alta lo que ambos meditaron, y el escuchar decir aquello de la garganta de Lucas era algo que ella no podia asimilar con rapidez.—¿Qué?—Preguntó sin entender, aunque haya comprendido a la perfección la oración dicha por el moreno, era algo repentino el hecho que ello la eligieran a ella como tía de los cinco niños que iban a llegar a la casa en unas horas, era casi irreal y loco.
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