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Todos los capítulos de Domando Al Alpha: Capítulo 181 - Capítulo 190
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Capítulo ciento noventa
Su cuerpo se tensó, pues a pesar de las circunstancias y de su enojo, el desde antes quería que ellos llegarán hasta el y hablaran sobre su situación, ansiaba ver la cara de su compañera y a pesar de que ahora no tenían nada, si todo iba bien en la conversación que estaban a punto de tener, Morwen iba a ser su compañero también, y en realidad no le veía nada de malo a eso. Sin embargo eran tres, y los tres tenían que estar de acuerdo con eso, así que los escucharía y entendería, si es que habían ido por eso, claro está. Se levantó de la cama, y opto por suspirar y ponerse un buzo que tenía en la silla junto a la mesita de luz, acomodo rápidamente su cama y hecho un vistazo a el cuarto para ver si estaba en las condiciones, chocando con el espejo frente a el, notando que apenas se notaban sus ojos rojos de las lágrimas saladas y las ojeras. Se limpio las manos con su buzo y camino hasta la puerta, levantando la mano que temblaba al tomar el picaporte y girarlo. Las caras algo cansad
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Capítulo ciento noventa y uno
—Esta bien, yo entiendo. Actuamos mal y no te dimos la bienvenida que tendrías que haber tenido en realidad. ¿Pero puedes comprendernos? No pensamos igual que tu, no tenemos el mismo pasado he ideales distintos. No puedes pedir una reacción diferente cuando pienso que fue bastante buena la nuestra.—Aclaró Adriana imapcientandose.—Y los entiendo, es por eso que los dejé pasar en primer lugar, solo espero que ustedes ustedes igual que yo lo hice, entiendan mis conflictos internos.—Contraataco Leandro, haciendo que esta pensara que decir durante unos segundos antes de volver a abrir la boca.—Bien. Yo te pido disculpas y desde luego que te entiendo. Yo no me imagino una vida sin el, y si vamos por el buen camino ocurriría lo mismo contigo.—Habló derrotada Adriana, entendiendo lo que el quería decir. Admitiendo que entendía su punto de vista y que incluso planeaba adentrarlo a su vida, mientras que Morwen se mantenía callado desde que el había dado su punto de vista hace tan solo unos mi
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capítulo ciento noventa y dos
La calidez que trasmitian era inaudita para el desde ahora en adelante, el abrazo que termino con sus conflictos y empezo a hacer florecer aquellos pequeños sentimientos que nunca en su vida había sentido. Era algo sumamente extraño y hermoso a la vez, era un sentimiento totalmente fuera de lugar, uno que a su vez se sentía tan bien como para querer sentirlo y hacerlo más fuerte a cada segundo que duraba ese abrazo, al igual que los demás, la pelirroja y el moreno sentían lo mismo, querían experimentar ese complemento que sentían y creían ya tener. Aún que ahora estaban seguros de que estaba completo.—Lastimosamente ya compre un boleto para irme mañana a la mañana. Dejare que Lucas y agustina se queden aquí hasta que terminen sus asuntos, pero yo soy un alpha y necesito estar con mi gente lo antes posible.—Habló cuando se separaron.—Lo entiendo, tienes más deberes que nosotros. Te iremos a visitar en el mismo vuelo que tus acompañantes, así aprovecharemos el viaje de una.—Habló Morw
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Capítulo ciento noventa y tres
Ellos estaban en su cuarto, toda la conmoción del dia habia hecho que Abdel se pusiera a leer todos los libros posibles sobre el tema de compañeros poliamorosos, sobre cómo la diosa luna los unía, la concepción de un nuevo ser, el concepto de amor que se tenía de esa unión, la duración, la marca de los no mates, el vínculo de tres, etc. April pensaba que a él le faltaban los anteojos para parecer un lector de película, por lo que a ese pensamiento no pudo evitar soltar una risa, y antes de que siquiera Abdel preguntara por ello, ella se tapo con la sabana escondiendo su cuerpo y cabeza de la vista de su esposo.—¿Por qué te ríes? Fantasmita.—Se burló, dejando el libro a un lado para acercarse a la cama donde ella se encontraba escondida.—De nada.—Contestó cortante, tratando de ocultar su sonrisa a pesar de que el alpha no pudiera verla—No es nada.—Insistió nuevamente al ver que este posaba una mano sobre su cadera que aún seguía tapada.—Dime.—Retiro la sabana dejando ver a una desp
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Capítulo viento noventa y cuatro
Cuando el sol estaba en su punto alto, y el reloj colgado en la pared marcaban las tres de la tarde, la pareja de alfas se encaminó a seguir la ruta más cercana para llegar lo antes posible al orfanato. Las pocas casas que comenzaban a surgir, tenían esa cualidad de característica totalmente hermosa, las casas hechas de ladrillo y cemento, rebocasas y pintadas de hermosos colores secundarios, tenían de decoración piedras de diferentes tamaños pero de un color marrón clásico rojizo que iban desde abajo de la pared, he iba intercalando desde el medio de esta, quedando como si tuviera una montaña en ella. Los jardines delanteros de las casas tenían hermosos pastizales de gruesos tallos, pasti verde y fuerte, y arbustos cuidados. Ellos siempre se encargaban de organizar todo de lo que se trataba la naturaleza, pues prácticamente es su naturaleza palpitando dentro de su ser. Las cuadras pasaron y las calles se hicieron menos pesadas, las cuadras iban tornándose más largas y la gente comen
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Capítulo ciento noventa y cinco
Todos entraron a la casa, felices como siempre, lo niños rejasaban de alegría he incluso Adam tenía una pequeña sonrisa juguetona. A ellos les encantaba jugar con los niños, por que ellos la mayoría del tiempo eran como unos, les encantaba jugar, divertirse y hacer ese tipo de cosas que ee niños no pudieron por la gran guerra de países que tuvieron. Ellos estaban felices de que los niños pudieran estar en un ambiente cómodo mientras ellos estaban en presencia, y Marta sllo los veía sospechosa, viendo como cada uno interactuaba con todos, incluso con Adam que se inclinaba más a Agus. Se encontraban almorzando, Marta les había dicho a la cocinera que hiciera chocolatada caliente y una medialuna para cada uno, era algo que ellos siempre desayunaba, beneficios de ser protegidos del alpha y la luna, que a pesar de que que iban a visitarlos seguidos, cada uno de los huérfanos estaban sumamente agradecidos con sus gestos, que demostraban más que solo una presencia, además...estaban más cóm
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Capítulo ciento noventa y seis
Su pequeña mano trazaba una delgada he imaginaria línea que iba desde la boca de su estomago hasta por debajo de su abdomen bajo, su estómago estaba más hinchado de lo normal, y era obvio que eso iba a pasar tarde o temprano, estaba muy feliz con ello. Aún tenía serias dudas de cómo iba a ser su embarazo, si iba a durar solo cinco meses, como los normales de Licántropos o nueve meses como los humanos, y ella estaba casi en el tercer mes, por lo que aun no se había hecho el ultrasonido para saber que era el bebé y el genero de este. Hace solo unos momentos ella había sentido un dolor punzante, como si se tratara de su corazón palpitando dolorosamente en su vientre, al principio se asusto, incluso casi llama a Abdel, pero minutos después ese dolor y malestar se fueron, dejándola tranquila pensando que solo era algo del embarazo, siendo que estaba (como antes habíamos dicho) casi en su tercer mes. Abdel se encontraba últimamente muy ocupado, encerrado en su oficina revisando papeles y en
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capítulo ciento noventa y siete
Jugar a la pelota fue algo realmente divertido para ellos, no era algo habitual el salir del horfanato ni mucho menos pasarla de diez junto a una pareja de lobos totalmente amigable y amables con ellos. Era algo que siempre habían soñado, y nunca habían pensado que ese wueño tan irreal he inconsciente se volvería realidad, al menos solo unos segundos o lindos, incluso horas. No podían decir que no esperaba que ellos los eligieran para poder pasar una vida juntos, tener una infancia memorable y tener esos años de vida adolescente con gente que realmente te la aprecia, aunque Marta también era buena, no era lo mismo.
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capitulo ciento noventa y ocho
No sabía el por qué sentía eso, tampoco encontraba a su marido para advertirle sobre su pequeña molestia en cierta parte de su abdomen, era cuestión de tiempo, si se le pasaba ella iba a continuar como si nada, no iba a ser extraño para ella ignorar aquello si tan solo fue un pequeño dolor temporal, y se suponía que su embarazo no iba a ser peligroso, por lo que no se preocupaba por todo. Se encaminó hacia su cuarto y se acostó en su cama tapándose hasta el cuello para solo dejar que las mantas cálidas la areoparan en su nido.
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capítulo ciento noventa y nueve
Su estilo de vida era muy normal, a excepción de las pequeñas obligaciones que tenía que cumplir como luna y su estomago medio hinchado a su creciente bebe que tenía casi tres meses de gestación. Ese día era muy especial, pues Agustina y Lucas iban a traer a los niños que felizmente pudieron adoptar después de dos semanas de conocerse, de papeleo y emociones de por medio. Y es que ella estaba tan feliz por la pareja prometida, que al fin habían hecho su sueño más viviente realidad, de tener una familia, el amor y dinero de su lado, luchas ganadas y pocas perdidas, ellos estaban muy felices con lo que tenían.
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