Cuando el sol estaba en su punto alto, y el reloj colgado en la pared marcaban las tres de la tarde, la pareja de alfas se encaminó a seguir la ruta más cercana para llegar lo antes posible al orfanato. Las pocas casas que comenzaban a surgir, tenían esa cualidad de característica totalmente hermosa, las casas hechas de ladrillo y cemento, rebocasas y pintadas de hermosos colores secundarios, tenían de decoración piedras de diferentes tamaños pero de un color marrón clásico rojizo que iban desde abajo de la pared, he iba intercalando desde el medio de esta, quedando como si tuviera una montaña en ella. Los jardines delanteros de las casas tenían hermosos pastizales de gruesos tallos, pasti verde y fuerte, y arbustos cuidados. Ellos siempre se encargaban de organizar todo de lo que se trataba la naturaleza, pues prácticamente es su naturaleza palpitando dentro de su ser. Las cuadras pasaron y las calles se hicieron menos pesadas, las cuadras iban tornándose más largas y la gente comen
Todos entraron a la casa, felices como siempre, lo niños rejasaban de alegría he incluso Adam tenía una pequeña sonrisa juguetona. A ellos les encantaba jugar con los niños, por que ellos la mayoría del tiempo eran como unos, les encantaba jugar, divertirse y hacer ese tipo de cosas que ee niños no pudieron por la gran guerra de países que tuvieron. Ellos estaban felices de que los niños pudieran estar en un ambiente cómodo mientras ellos estaban en presencia, y Marta sllo los veía sospechosa, viendo como cada uno interactuaba con todos, incluso con Adam que se inclinaba más a Agus. Se encontraban almorzando, Marta les había dicho a la cocinera que hiciera chocolatada caliente y una medialuna para cada uno, era algo que ellos siempre desayunaba, beneficios de ser protegidos del alpha y la luna, que a pesar de que que iban a visitarlos seguidos, cada uno de los huérfanos estaban sumamente agradecidos con sus gestos, que demostraban más que solo una presencia, además...estaban más cóm
Su pequeña mano trazaba una delgada he imaginaria línea que iba desde la boca de su estomago hasta por debajo de su abdomen bajo, su estómago estaba más hinchado de lo normal, y era obvio que eso iba a pasar tarde o temprano, estaba muy feliz con ello. Aún tenía serias dudas de cómo iba a ser su embarazo, si iba a durar solo cinco meses, como los normales de Licántropos o nueve meses como los humanos, y ella estaba casi en el tercer mes, por lo que aun no se había hecho el ultrasonido para saber que era el bebé y el genero de este. Hace solo unos momentos ella había sentido un dolor punzante, como si se tratara de su corazón palpitando dolorosamente en su vientre, al principio se asusto, incluso casi llama a Abdel, pero minutos después ese dolor y malestar se fueron, dejándola tranquila pensando que solo era algo del embarazo, siendo que estaba (como antes habíamos dicho) casi en su tercer mes. Abdel se encontraba últimamente muy ocupado, encerrado en su oficina revisando papeles y en
Jugar a la pelota fue algo realmente divertido para ellos, no era algo habitual el salir del horfanato ni mucho menos pasarla de diez junto a una pareja de lobos totalmente amigable y amables con ellos. Era algo que siempre habían soñado, y nunca habían pensado que ese wueño tan irreal he inconsciente se volvería realidad, al menos solo unos segundos o lindos, incluso horas. No podían decir que no esperaba que ellos los eligieran para poder pasar una vida juntos, tener una infancia memorable y tener esos años de vida adolescente con gente que realmente te la aprecia, aunque Marta también era buena, no era lo mismo.
No sabía el por qué sentía eso, tampoco encontraba a su marido para advertirle sobre su pequeña molestia en cierta parte de su abdomen, era cuestión de tiempo, si se le pasaba ella iba a continuar como si nada, no iba a ser extraño para ella ignorar aquello si tan solo fue un pequeño dolor temporal, y se suponía que su embarazo no iba a ser peligroso, por lo que no se preocupaba por todo. Se encaminó hacia su cuarto y se acostó en su cama tapándose hasta el cuello para solo dejar que las mantas cálidas la areoparan en su nido.
Su estilo de vida era muy normal, a excepción de las pequeñas obligaciones que tenía que cumplir como luna y su estomago medio hinchado a su creciente bebe que tenía casi tres meses de gestación. Ese día era muy especial, pues Agustina y Lucas iban a traer a los niños que felizmente pudieron adoptar después de dos semanas de conocerse, de papeleo y emociones de por medio. Y es que ella estaba tan feliz por la pareja prometida, que al fin habían hecho su sueño más viviente realidad, de tener una familia, el amor y dinero de su lado, luchas ganadas y pocas perdidas, ellos estaban muy felices con lo que tenían.
Cuando el llego, la casa estaba en un pulcro silencio, obligándolo a avivar sus oídos en busca de un corazón o la respiración de su amada, cuando lo encontró, tan tranquilo y sereno, supo en ese mismo momento que ella estaba dormida enbsu habitación, suponiendo que se había quedado dormida por el día tan cansador, el subió lentamente los escalones ruidosos que lo llevaban a la segunda planta donde ella se encontraba, era tan lindo venir del trabajo y solo quedarse a dormir con ella, era hermoso...como si ella esperara a un lado para que el se acurrucara con ella para estar mucho más que juntos
El sol golpeaba sus rostros en un roce tibio, haciendo sus venas calentar y más al estae abrazados como si ese momento fuera el unico que en su vidas podrían tener, era tan íntimo el momento que ambos tenían que ni siquiera el ruido de los pájaros cantando suavemente al compaz de los ruidos del viento podrían despertarnos. sus brazos entrelazados entrelazados de manera tan especial mientras se interponía entre ellos el toque que ambos le daban a él vientre de la femenina, que dentro crecía la criatura más preciada que tenían ambos en común, más allá de los sentimientos amorosos y queridos que se tenían los dos.