—Hola chicos.—Saludó mientras se sentaba en una de las mesas, esperando a que la chica que tenía las dos bandejas repletas de comida listas para servirse, se acercara para poner el desayuno frente a ella.—Hola, April.—Saludó con entusiasmo la rubia, mientras que el otro lobo levantaba la mano y la saludaba un un ademán, pero se notaba a simple vista que el también estaba emocionado por que llegarán los niños. —¿Y Abdel?—Preguntó mirando hacia la escalera, las habitaciones de arriba eran insonorizadas por lo que no podían escuchar nada si la puerta estaba cerrada, sabían que el estaba en un cuarto pero no sabían que era lo que hacía.—Ya va a bajar.—Contestó sonriendo.
A unos cuantos pasos de donde estaba pudo divisar a la perfección al dúo amoroso ya sentados en la mesa donde mayormente comían, estos estaban en la misma posición que siempre, pero juntos, ya con el desayuno de ambos puestos en la mesa, mientras ellos reían y comían las tostadas, tomaban el café recién hecho lleno de espuma. Levantó la mano mientras sonreía con felicidad y caminaba hasta la mesa donde ellos estaban solo para sentarse en la silla de la esquina, esperando a que la chica encargada de darle la comida llegase.—Hola muchachos.—Saludó en voz mientras miraba con impaciencia a la mujer que entraba rápidamente a la cocina para servirle el desayuno. La pareja la miró y respondió al saludo con el mismo entusiasmo, tal vez Agustina mucho más, ella estaba emocionada para que los niños llegasen para comer con ellos al mediodía.—Buenos días.—Saludaron a la vez mientras se acomodaban más cerca de ella. Lucas solo movió la mano con pereza en modo de saludo y le sonrió dando a entende
No quería bajar, no quería dar la cara que en ese momento tenia por el tema de los niños que iban a estar temporalmente en su hogar, y claro, no es que les desagradaba o lo odiaba, simplemente quería estar tranquilo con su esposa e hijo en camino, era obvio que como lobo quería pasar más tiempo protegiendo el vientre de su amada y ver lentamente crecer a la cría dentro de ella, sintiendo como se movía dentro de ella, casi en su tercer mes de gestación, el bebe se estaba formando y estaban seguros que en la eco grafía iba a mostrarse mejor.
—Esta muy ocupado, pero no sé preocupen, ahora mismo lo iré a buscar.—Habló April mientras se levantaba de su asiento, haciendo que la pareja imitara su acción tan rápido como ella.—No no, es decir...no es necesario, en realidad es mejor que el este ocupado, así podremos hablar contigo.—Aclaró la rubia mientras tomaba tomaba brazo de la ojiverde. Esta los miró extraña por su comportamiento, incluso curiosa por lo que le querían decir, algo tan privado que era preferible que ni el alpha estuviera presente. Se encogió de hombros y se sentó nuevamente nuevamente la silla, agudizando sus sentidos lista para escuchar lo que ellos le iban a decir.
—Queríamos preguntarle si usted puede ser la tía de los niños.—Ella estaba esperando a que la rubia hablara, ya que ella era la encargada de anunciar en voz alta lo que ambos meditaron, y el escuchar decir aquello de la garganta de Lucas era algo que ella no podia asimilar con rapidez.—¿Qué?—Preguntó sin entender, aunque haya comprendido a la perfección la oración dicha por el moreno, era algo repentino el hecho que ello la eligieran a ella como tía de los cinco niños que iban a llegar a la casa en unas horas, era casi irreal y loco.
--Esperen...¿Ser su tía?--Preguntó realmente confundida mientras se sentaba nuevamente en la silla de madera dónde antes estaba sentada, tenía demaciada curiosidad en su pequeño ser, aún que escondía demaciado bien esa curiosidad. La pareja se moró nerviosamente al darse cuenta de lo que el había dicho tan de repente que no se había dado cuenta de que había sido muy repenino para ella, y ahora no sabían como explicarlo a la mujer de mirada verdosa que seguia manteniendo sus orbes fijamenmte en ellos, buscando una explicación. --Bueno...usted sabe que nosotros, realmente no tenemos a nadie, en realidad somos huerfanos desde que eramos simples cachorros, nuestras familias de la vieja y desconcida manada Renaciente, murieron de un horrible y desprevenido ataque masivo de Rougers Alphas, masacraron a toda la manada, solo algunos adultos junto a nosotros escaparon y se separaron luego de perder la esperanza, nuestros padres eran amigos mutuos mucho antes de que siquiera nosotros nacieramo
--Lamento la tardanza.--Se disculpó sin mirar a nadie en concreto, sintiendo la mano de su esposa apretar con un poco más de fuerza su muslo antes de soltarlo con delicadeza y acariciarlo, era algo completamente inconciente de parte de ella, era todo por el vinculo que los unia, una fuerza extra en ellos que los impulsaba de forma bonita a eliminar la verguenza y hacer lo que tu mente y corazón pide. --Oh no te preocupes, lo entendemos, no hace falta que te disculpes o justifiques, nosotros estamos agardecidos con lo que has echo por nosotros.--Habló de forma comprensiva el beta de la manada de America del Sur, mientras le mandaba una minuscula y casi inperceptible sonrisa. --Ah si, cambiando de tema ¿Cómo esta el alpha Leandro?--April habló mientras cortaba un pedazo de tostado, viendo como el queso se derretía aún más por la cortada y se unia al jamon. Una de las cosas que amaba de estar embarazada, es una excusa para que nadie le dijiera nada solo por comer más de un plato, tal v
— Sí, es el único adolescente con el que mantengo contacto es con thiago, y a él no lo veo desde hace semanas, No puedo creer que inconscientemente esté esperando a que ya lleguen Aunque Todavía falta en horas.— en realidad.— murmuro la rubia acomodándose incomoda en el asiento— están por llegar, vienen en una camioneta.— hablo mirando de reojo a su pareja, quién estaba igual de nervioso que ella, porque en realidad no le había dicho a la pareja de alfas que los niños estaban por llegar en cualquier momento.—¿ ahora?— hablo alterado abdel Quién hizo aquello a la par de su esposa, solo Qué es razonaba totalmente sorprendida y el completamente alterado.—Si...bueno...si...— atino a decir algo te morosa y nerviosa la rubia quién afectaba la mano de su pareja sin saber cómo iba a reaccionar la pareja de alfas.—No puede ser...— murmuro Abel quitándose los pelos que estorbaban en su rostro, mientras limpiaba sus manos con una servilleta totalmente consternado.—¡Maravilloso! Eso es genial