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Todos los capítulos de Domando Al Alpha: Capítulo 131 - Capítulo 140
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Capítulo ciento treinta
Abdel se sustó al recordar esas historias, lo sabía..aquello no tenía nada que ver con lo que estaba pasando, pero el sentir que la había lastimado había sido un desencadenante de esos recuerdos perdidos, como si en algún momento el la perdiera como a su padre por causas de esa bruja hibrida, eso también lo tenía aterrado, era obvio...por lo que el pudo dar un respiro enorme cuando vio que Cassimiro se acercaba, y con una daga tan pequeña pero letal, acabó con un solo movimiento con ese monstruo y salvo a April de una manera épica (A sus ojos). Todo quedo en absoluto silecio, el viento y la llovizna corría y bañaba sus rostros der forma leve y fria, los guardias se encontraban a un lado, observando con atención los dos cuerpos tendídos en el pasto. April se encotraba tirada boca arriba sobre el pasto humedo y el barro sucio, sonriendo como una loca demente por el susto que había tenído, dejando a más de uno aliviados al saber que ella estába bien, sontaba pequeñas risas, habían gan
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Capítulo ciento treinta y uno
Era un día totalmente triste, los cuerpos queridos estaban enterrados bajo tierra, y aún que la ceremonia improvisada no fuera la real, estaba un poco aliviada de que al menos sus cuerpos en fisico no sean mas lastimados o abandonados a su suerte de una forma totalmente cruel, por suerte las costumbres de las tres manadas y de sus actuales alphas eran muy morales, no se fueron de ahí sin terminar de despedirse de todos, incluso de los desconocidos. Los alphas se encargaron de sañludarse con un apretón, al igual que la pareja de el pelinegro ajeno, quien saludó a april con un abrazo y a Abdel con un asentimiento de cabeza. Todos comenzarón a caminar en direcciónes diferentes, alejándose lo más rápido de las tierras de nadie. April no tenía ni la más minima idea del como se enteraron de que ella estaba en su situación o si lo escucharon desde lejos la conversación que mantenía Abdel con ella, pero todos magullados insistieron en que se subieran a su lomo para que ella no hiciera esfue
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Capítulo ciento treinta y dos
La oscuridad de la noche no opacaba las loces ntensas y anaranjadas que las velas desprendían, cada integrante de la manada, vestido de blanco, llevaba en sus manos una vela por persona. Ellos tenían una cultura y ceremonia diferente a la de los humanos, es por eso que cada uno tenían un accesorio de plata con un dije azul, representando a la diosa luna con esos dos colores, el blanco representando puresa, para que el camino de los seres queridos que pasaron a ser almas siguieran su camino a la diosa luna sin ningún incomeniente. Muchos lloraban en silencio, aún que eso no signifique que los demás no los pudiesen escuchar o oler las lagrimas saladas que ellos desprendían. Ya habían terminado de recorrer los alrededores de las manadas, por lo que las velas se encontraban en casí sus últimos suspiros, con rapides caracterizada de lobos, caminaron a paso rapido hasat llegar a una parte de el territorio donde no se encontraban los arboles, y la enorme y hermosa luna redonda iluminaban
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Capítulo ciento treinta y tres
Todos estaban en silencio, la verdad fue dicha y ellos estaban de acuerdo con la mujer de rizos rubios, ellos realmenet no querían desahogarse de esa forma, pero muchos le siguieron a la anciana por que sentían la necesidad de hacerlo, la Diosa Luna no era tan temperamental como para enojarse con algo como eso, pero y sin embargo, la anciana entendía completamente lo que la mujer de cuarenta quería decir, y con el tiempo ella estaría segura que el dolor disminuiria solo un poco. La anciana levantó la vista con los ojos llorozos, y con rapidez se lanzó hacía la María para darle un abrazo, agradeciendole por hacerla entrar en razón, aún que claramente no iba a ser algo muy facil y esos pensamientos aún seguian en su mente, el no querer tanto a su ser poderoso o culparlo del arrebato repentíno que había pasado. —María tiene toda la razón, así como la tiene también es perfectamente comprensible tus sentimientos en estos momentos, solo quiero que sepas de que cada uno de nosotros, tu f
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Capítulo ciento treinta y siete
April suelta un grito ahogado al ser cargada por Abdel, quien sonrió al sentir su peso en ambos brazos, al fin estaban solor para poder hablar del asunto, uno del que estuvo esperando por muchas horas por hablar de ese asunto que lo dejo con la mente en blanco. —Se lo que estas haciendo, pero si estoy tan cansada que no puedo hablar con Cassimiro, tampoco puedo hablar de ese otro tema.—Habló con picardía, ganandose una sonrisa por parte de Abdel. —No pense que fueras tan cruel con tu esposo.—Sonrió este mientras enterraba su cabeza en el cuello de la pelinegra haciendole cosquillas. Mientras ella se reía y se removia inquieta tratando de escapar de las acciones de el hombre- —Puedo ser peor que eso. Tanto que hasta estoy deseando pasar alchool en esas heridas que tienes en los brazos, no se están curando y tengo miedo de que se te infecten.—Señaló sus brazos que mantenían algunas cortadas levemente profundas, no le gustaba verlo así, ella apenas tenía unos raspones. —Solo son algun
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Capítulo ciento treinta y ocho
—Eres una mate muy sucia a decir verdad.—Luego de unos largos y silenciosos minutos sin hablarse, solo abrazados el uno al otro y tapados hasta más no poder (Más que nada April) por lo que, el repentíno hable de Abdel hizo que se diera la vuelta para mirarlo entre confundida y asustada. —¿De qué hablas?—Murmuró ardomilada, dejando que su mirada chocase con los oceanicos de el. —Pues, hace minutos salí del baño...pero en tu caso, no te has bañado querida.—Acotó aguantando la risa, si bien quería que su esposa ahora embarazada descansara todo lo posible a partir de ahora, pero sentía quedandose una buena ducha o baño en la tina con agua caliente (Pues el invierno estaba llegando con fuerzas) iba a ser sumamente agradable para su compañera de vida. —¡Hieres mis sentimientos! Es como si me estuvieras diciendo sucia...¿Acaso tengo mál olor? Apenas si transpire por lo poco que hize ahí a diferencia tuya.—Se quejó cruzandose de brazos. —De hecho es todo lo contrario, creo que sería mucho
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Capítulo ciento treinta y nueve
Lo primero que ella hacía al entrar al baño era muy simple y cotidiano, y era lavarse los dientes, la cara y peinarse, pero ese día no pudo evitar mirarse a el espejo, donde justamente se veía la enorme y horripilante cicatriz de un color más claro y arrugado que su piel natural, desde el acontecimiento pasado no se haía atrevido a siquiera mirarse al espejo, cada vez que estaba cerca de uno, se alejaba como si este irradeara algún veneno toxico y mortal para ella. De pronto sintio unos brazos pasear por su cintura antes de apresarla contra el cuerpo ageno, no se había dado cuenta de que alguien había entrado en el baño por estar tan sumida en sus pensamientos, sonrió por dentro al reconocer esos grandes y caracteristicos brazos de Abdel, y se acurrucó contra ellos como si fuera su unica salvación. Abdel había entrado al baño cuando los minutos pasaron y ella no salia, además del pulcrural silencio que dejaba, lo había asustado. —¿April? Cariño ¿Qué te está pasando? —Preguntó apri
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Capítulo Capítulo cuarenta
Corrió comosiempre por la manada, el día apenas tenía un poco de sol, sin embargo la gente se encontraba fuera de sus casas para charlar, hace unos minutos había visto a la anciana del día anterior, estaba junto a los otros miembros de la manada, apoyandose mutuamente, habvía dejado de correr y la saludo jutno a los otros, pero luego de una breve charla sercionando que ellos se encontraban bien, salió trotando nuevamente hacía el centro, justo donde se encontraba Cassimiro, el le había dicho que se encontraran en la plaza, un lugar enorme donde los niños y adolescentes jugaban alegremente en sus días libres. Lo encontro sentado en una banca, mirando como los niños corrian alegres mientras trataban de no ser atrapados, April se acercó a el con cuidado, hacíendo pasos ruidosos para que el se diera cuenta de que ella estaba ahí y no asustarlo. —Cass.—Murmuró en un saludo, que fue recibido de manera un poco agria o muy desganada, algo que la confundió de sobremanera, no entendía el por q
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Capítulo ciento cuarenta y uno
—Yo...yo no lo se, yo no se que decir.—Habló Cassimiro mientras juntaba sus manos y apoyaba sus codos en sus rodillas quedando agachado en el lugar donde estaba sentado. —Solo di que si, que te quedaras, que veraz este progreso dentor mio, veraz verme engordar, podrás burlarte demi, y cargar al cachorro cuando este nazca, seras su tia, claro si tu quieres, seremos una familia,incluida la manada, ya veraz como todo empieza a fluir. —April.—Susurró , con lagrimas en los ojos, todo aquello lo tenía muy estresado, y el hecho de que ella confirmara de que eran familia lo ponía tan feliz, tan contento de haber encontrado a una chica tan buena como ella, una hermana sin enlaces sanguineos que cuidara de4 el tanto como el a ella, un amor de hyermanos que siempre quizo y nunca pudo tener. —Cassimiro, ten esto en tu mente y nunca lo sueltes. Eres familia.—Ordenó. Cassimiro asintió,y se lanzó a ella en un fuerte abrazo, casi tirandola al psio, pero ella logro amntener el equiliobrio y cuando p
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Capítulo ciento cuarenta y dos
Dos meses pasaron, el vientre de April estaba un poco hinchado, sin embargo aún no se notaba que ella estaba embarazada, los chequeos con el doctor de la manada fueron escasos, tal vez tres o cuatro veces, sin embargo el muchacho solo veían a el bebe desarrollandose perfectamente, y eso era lo importante. Sentía leves pinchasos de vez en cuando pero pensaba que era algo normal y un sintoma de embarazadas, por lo que ese día, justo cuando cumplio con tres meses y una semana, decidio dar un pequeño paseo por el bosque, en el limite de la parte central de la manada y la parte en confe los árboles no escaseaban, llevaba un vestido de invierno negro, debajo una remera con cuello de tortuga de color blanco y unas calzas de su color de piel para simular estar aguantando el frío. Llevaba detrás una mochila, planeaba almorzar junto a un árbol y esperar a que Abdel llegara por ella para comer. Habían hecho ese trato cuando el se dio cuenta de las actividades que tenia que hacer antes de que el t
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