Había tenido que esperar afuera, el doctor yenia una clínica detrás de su casa, cortesía de él mismo, que suerte que había tomado esa decisión por que ahora mismo su alma gemela estaba siendo atendida de manera rápida por el, solo esperaba que todo aquello pasara rápidamente para poder tenerla en sus brazos. Lamentablemente las horas pasaban, y el agudizado su oído para poder escuchar lo que pasaba adentro, pero el cuerpo insonorizado hacia que el no pudiera escuchar ni la más remota cosa, algo que lo fastidiaba de sobremanera, quería entrar tomar al médico del cuello de la camisa, y obligarle a que le diga que le estaba pasando a su esposa, tenía los pelos de punta. Luego de una hora más, con cansancio el doctor salió de la sala insonorizada, con una pequeña mueca en su rostro, se dirigió al alpha buscando las palabras correctas para que el escuchara lo que tenía para decirle. —Ocurrió algo con su placenta, se desprendió de su cuello uterino, por eso el malestar y dolor. Descubrí
Podría decirse que April decidió tomarse un descanso, pues había estado dormida por lo menos un día entero, por la falta de sangre y el gran shock mental que tuvo al ver la sangre. Eso mantuvo preocupado a Abdel quien se movía de acá para allá mientras la iba a visitar por largos periodos, de día y de noche, justo como estaba haciendo ahora, la casa del doctor parecía estar en una conferencia, se encontraban todos los seres queridos de April, Adriana, Morwen, Cassimiro, Thiago y Mandia. Ellos habían llegado a mediados de una hora, se tornaba osea verla y así poder charlar con ella y ver como estaba aún cuando esta estaba durmiendo, se sentían mal por como las cosas estaban yendo, se habían enterado hace poco sobre la noticia, había sido algo grupal, una pequeña fiesta hace un mes.
Despertaron de lo más comodos podibles, amaban estar cerca el uno al otro, y en esos momentos Abdel descubrió cuanto le encantaba posar su mano u oreja en el vientre de april para lograr escuchar algo (Aúnque podría hacer sin la necesidad de hacer contacto) ademas de4 escuchar las sonrisas de april cada vez que el hacía aquello, era algo unico y de los dos, un pantentado suyo, algo que solo ella haría con el y viseversa. Era lamentable el hecho de que estuviera feliz cuando su gente aún se estaba reparando de la perdida del otro día, sin embargo aquel evento le trajo algo hermoso para el,y no iba a dejar de disfritarlo.
Tenían que hablar, se separaron y ambos caminaron en direcciones separadas, April al baño y Abdel al ropero donde se cambiaría la ropa sucia por una limpia y abrigada. El día estaba frío pero el sol estaba presente sin ninguna nube densa tapándolo. April se lavó los dientes y su cara, ató su largo pelo y paso una crema en la cicatriz, aún sentía un pequeño y extraño ardor, suponía que era por los sentimientos de tener aquello en la cara, y su hijo grisáceo que quedó medio ciego a causa de el gran tajo que la bruja le había hecho.
Era tan extraño tener aquello en su rostro, nunca hubiera imaginado que en el futuro tendría aquella enorme cicatriz surcando su rostro. Y no podía evitar sentirse mal al ver su enorme defecto, aunque valía demasiado la pena al ver que su marido seguía ahí con ella. De lavó la cara y seco sus manos en un rápido movimiento, saliendo del baño para dejarle el paso a su esposo que la miró unos momentos sintiendo algo extraño en ella, pero lo ignoró pensando que solo era su imaginación, solo esperaba terminar aquella rutina para empezar con lo que verdad importa.
Dentro del baño, decidió hacer lo que siempre hacía, una rutina diaria que nadie le podía sacar, se lavaba los dientes, la cara y peinaba, pero ese día...sin querer se vio al espejo, y su cicatriz enorme. Se quedo minutos quieta, observándose con asco, tanto que no sintió cuando unas manos tomando su su cintura. Sonrió internamente al saber de quieb we trataban esas manos grandes que la apretaban, pero esa sonrisa no llegó por ningún momento a su rostro, no podía dejar de verse al espejo con una mueca, más que nada en aquella zona de la cicatriz que tanto la molestaba
Dentro suyo vivía no solo uno, si no cuatro criaturas que poco a poco iban creciendo dentro de su vientre, era algo muy raro es estar en esa situación situación el enterarse de tal suceso en el escenario en el que antes estaban era algo increíble, literalmente. No no sabía que esa situación sería tan interesante en su su situación lamentablemente ella quería hablar bien de aquello con su marido, que estaba más que emocionado ante esa idea, tan encantadora el que ambos en sus primeros meses de casados pudieran engendrar a los hijos de ambos, la bendición de la Diosa Luna se ha dicho.
El hecho de que Cassimiro actuará de esa forma le desconcertada, no sabía bien lo que le sucedió, ni el por qué de que el tuvo la mínima idea de irse de la manada, abandonarlos de la forma más ignorante y estúpida que se le había ocurrido, y estaba bien, era obvio que había un problema detrás de ello, sin embargo no era una buena solución huir, cuando el nunca le iba bien co ello, ni siquiera a su hermana que huyo y abandono de la forma más horrenda habida por haber, sintió su corazón romperse romperse ese mismo instante en que ella lo traicionó