Me di la vuelta y casi me choco contra el estrecho pecho de un hombre. Puso una mano contra la parte delantera de la camisa de vestir que llevaba, lo cual atrajo mi atención hacia los anillos moteados en sus dedos. Había algunos en su otra mano, que tintinearon contra el vaso de alcohol en su mano. Había una gran parte de mí y de Maya que se enfurecía al ser llamada “pequeña loba”. Ambas estábamos orgullosas de nuestro título, de ambos títulos de hecho. Habíamos sangrado y luchado para reclamarlos, incluso si no eran lo que queríamos al principio. Iba en contra de mis instintos ocultarle mi posición, especialmente a otro hombre lobo. "Ella está bien. Puedo conseguirle lo que necesite, gracias”. No diría que me alivió escuchar la voz de Brandon, pero me hizo sentir mejor que no tendría que ahuyentar a ese tipo yo sola. Desafortunadamente, cada vez que mezclabas alcohol, problemas de ira y grandes cantidades de testosterona, te quedabas con una persona que no podía aceptar un “no”
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