Me di la vuelta y casi me choco contra el estrecho pecho de un hombre. Puso una mano contra la parte delantera de la camisa de vestir que llevaba, lo cual atrajo mi atención hacia los anillos moteados en sus dedos. Había algunos en su otra mano, que tintinearon contra el vaso de alcohol en su mano. Había una gran parte de mí y de Maya que se enfurecía al ser llamada “pequeña loba”. Ambas estábamos orgullosas de nuestro título, de ambos títulos de hecho. Habíamos sangrado y luchado para reclamarlos, incluso si no eran lo que queríamos al principio. Iba en contra de mis instintos ocultarle mi posición, especialmente a otro hombre lobo. "Ella está bien. Puedo conseguirle lo que necesite, gracias”. No diría que me alivió escuchar la voz de Brandon, pero me hizo sentir mejor que no tendría que ahuyentar a ese tipo yo sola. Desafortunadamente, cada vez que mezclabas alcohol, problemas de ira y grandes cantidades de testosterona, te quedabas con una persona que no podía aceptar un “no”
Abrió la boca para hablar, pero se detuvo cuando llevé mi dedo a mis labios. El tronar de las botas de combate sonó fuera de la puerta y no se detuvo ni una sola vez mientras continuaban por el pasillo. Miré a Brandon con confusión, pero fue Clara quien habló. “No se les permite entrar en las salas de las bailarinas…”, dijo ella antes de tragar saliva. Podía sentir su esbelta garganta moverse bajo mi mano. La brillantina en sus mejillas brillaba cada vez que miraba entre Brandon y yo. 'Lola, estoy en la gasolinera. Infórmame, ¿qué está pasando?’. La voz de Asher rompió mis pensamientos, como dos corrientes que se fusionan en una. 'Encontré a su amiga, voy a obtener algunas respuestas. No tengo tiempo para explicártelo todo, pero una vez que estemos a salvo, te diré lo que sabemos’, le prometí y contuve un suspiro cuando su presencia me inundó. Me recordé a mí misma que debía permanecer valiente y en control. Estaba mirando a Brandon cuando sentí una punzante sensación de conc
"¿Qué? No puedo hacer eso. No tienes la menor idea de lo que me estás pidiendo". Mi sorpresa frenó mi ritmo, y mis piernas se quejaron miserablemente cuando las empujé con más fuerza para obligarme a mantener el ritmo. Ella resopló y continuó sin esperar una respuesta: "Ellas querrán algo a cambio, ¿no?". Su voz se quebró con un tono de desesperación presente. "No los utilices para matarlos, solo para alejarnos; como una distracción o algo que nos ayude a sacar ventaja. Supongo que tienes un lugar seguro a donde ir". Asentí con la cabeza. "No hay manera de que se metan con nosotros una vez que estemos de vuelta en el territorio de la manada". "Bien, porque me vas a llevar contigo. Yo estaba sana y salva hasta que ustedes dos irrumpieron en mi dormitorio, al menos en su mayor parte. Lo que importa es que yo estaba afuera, y ustedes dos me arrastraron de vuelta adentro". No tenía ni idea de lo que ella quería decir, y noté que Brandon tampoco al ver la confusión que arrugaba sus ce
"Asegúrate de que él no esté muerto ahí atrás", gruñí al mirar por el espejo retrovisor para ver a Brandon desplomado. Clara se desabrochó el cinturón de seguridad y se dio la vuelta. Yo podía oler su dulce perfume mientras su pelo rizado me rozaba el hombro. Se oyeron unos golpes amortiguados en el asiento trasero y tardé unos segundos para darme cuenta de que ella lo estaba pinchando. "Levántate, Brandon. Solamente perdiste algo de sangre, deja de ser un bebé. No todos tenemos una curación sobrenatural", lo regañó. "Tienes suerte de que no te eche de este coche por perseguirme y hacerme la vida imposible". Brandon gimió y murmuró algo incomprensible, lo cual era prueba suficiente de que no había muerto en el asiento trasero de este oxidado Mustang. Seguro que le daría un ataque al saber que se había desmayado sobre un cuero agrietado que olía fuertemente a tabaco y orina de gato. "Me pido el derecho de matarlo", le dije a ella y luego me aguanté una risita maniática cuando el
Nunca había subido a un avión, y mucho menos a un avión privado que podía servir de apartamento si alguna vez te encontrabas sin un lugar donde vivir. Me estremecía la idea de estar en un vuelo el tiempo suficiente como para hacer uso de la ducha y de la cama grande de la parte trasera del avión. Las únicas cosas positivas de ese vuelo eran las pequeñas botellas de licor que ahuyentaban mi inquietud. Me gustaba el hecho de acurrucarme con Asher durante la siguiente hora y el hecho de que no hubiera sombras a cuarenta mil pies de altura. Todo lo demás, hasta las turbulencias y el cielo negro, lo odiaba por completo. "Puede que a Asher le parezca bien esperar a que el avión aterrice para preguntar qué demonios ha pasado, pero a mí no. Danos los detalles, empezando por qué estás vestido como una estrella de cine y esta... no está vestida". Zeke se inclinó hacia mí y sus manos se juntaron con fuerza. No se me escapó la forma en que sus cejas estaban arrugadas ni la forma en que la vena
"¿Seguro que estarán bien juntos? Mason es un buen tipo, pero incluso él puede tener un límite y aguantar hasta cierto punto", dije mientras miraba por la ventana del coche a los tres. Brandon tenía una sonrisa astuta en su rostro mientras colocaba su mano en la parte baja de la espalda de Clara y la guiaba hacia el vestíbulo del Hotel Media Luna. Mason caminó al otro lado de Clara y se adelantó para intervenir cuando ella se giró y le dio un puñetazo a Brandon en la tripa. Ella le dedicó unas cuantas palabras antes de ponerse al lado de Mason, lo más lejos posible de Brandon. "Evitar que Brandon ligue le dará algo de alegría". Zeke se rio desde donde estaba sentado en el asiento trasero. "Aunque en serio, él conoce los poderes de bruja de Clara lo suficiente como para mantenerse fuera de su alcance. Él estará bien". "Eso espero". Suspiré. "Ya he sufrido bastante por una noche y eso que aún no ha terminado". No tenía ni idea de qué esperar al entrar en la casa de Claire y Killi
"¿Estamos en la misma página con esto?", le pregunté a Asher mientras aguantaba mi tercer bostezo. Un bostezo más y me amenazó con llevarme a la cama, aunque ambos sabíamos que ninguno de los dos dormiría. El sol saldría dentro de una hora más o menos, lo que significaba que no teníamos más remedio que empezar el día. Había mucho que hacer, pero me negaba a pensar en eso por el momento. Yo estaba felizmente acurrucada en los brazos de Asher, rodeada por su aroma y del suave material del sillón en el que estábamos sentados. Habíamos estado en silencio desde que llegamos a casa; ambos perdidos en nuestros pensamientos mientras recordábamos el triste final de la historia de Flora. La madre de Flora esperó casi diez meses hasta que la bruja dio a luz a una niña. Una semana más tarde, Flora y su madre vieron cómo su casa era un pasto de llamas, lo cual destrozó el pedazo de hogar que ambas tenían. Después de eso, la vida se volvió oscura para la viuda Luna. Flora contó las numerosas v
Aunque ya había salido el sol y él seguramente se iría a dormir pronto, fuimos a hablar primero con Giovanni. Estaba ansiosa por tener en mis manos el texto mágico que había conseguido, sobre todo desde que Cordelia llamó y dijo que volvería esa tarde para realizar la sesión de espiritismo. Puse toda mi atención en conseguir quitar esta atadura para poder adelantarme a esas brujas y, con suerte, parar este lío en ese instante. Había muchas posibilidades de que las brujas que trabajaban contra nosotros se enteraran e intentaran detenernos, así que cuanto más rápido nos moviéramos, mejor. Como Asher se negaba a perderme de vista durante el día, me acompañó. Incluso a plena luz del día, no pude evitar mantener los ojos bien abiertos en esos caminos serpenteantes, esperando otro par de botas oscuras. ‘¿Estás bien?’, me preguntó Asher mientras que su voz fluía por mi cabeza. Me miró desde el asiento del conductor y retiró una mano del volante para colocarla en mi muslo. ‘Sí…’. Asent