Aunque al principio había estado buscando a Asher, no había sido mi intención ir corriendo hacia él, refunfuñando sobre la falta de control de su hermano menor y su respeto básico por las mujeres. Aplasté la parte de mí que se preguntaba por qué Brandon era tan idiota, especialmente con su hermano mayor, y me recordé que no era mi trabajo descifrarlo. Había cosas mucho más preocupantes que ocupaban mi atención, como brujas asesinas y vampiros conspiradores. ‘Deberías haberme dejado salir’, me dijo con molestia Maya por tercera vez, pues su sed de sangre no estaba del todo saciada. Se sintió bien dejarlo gimiendo en la arena, con su cerveza regada y olvidada. La versión de justicia de Maya tenía la crueldad de una Luna. ‘Una horrible cicatriz... o perder una mano, eso le daría una lección. Nunca más nos tocaría’. 'No seré conocida como la Luna que arranca manos', le dije deliberadamente, pero resoplé cuando chasqueó los dientes. "Vaya, hola, su majestad". “Cuidado, Zeke. Ya
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