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Todos los capítulos de La Doctora de mi Mejor Amigo: Capítulo 31 - Capítulo 40
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31. Conociendo al Pequeño Mendoza
[MATÍAS]Bajo la escalera siguiendo sus andares y disfrutando la vista y puedo parecer un loco, pero me cautiva cada uno de sus movimientos y podría convertirme en un esclavo entre sus brazos si me lo pidiese. —Definitivamente eres preciosa. — Le susurro al oído.—Gracias, pero ya por favor... tu familia está a pocos pasos de nosotros. — Me dice avergonzada.—Lo sé... pero ¿Cuál es el problema? — Cuestiono tomándola por la cintura en el último peldaño de la escalera.—Daniel... Tú y yo acordamos algo. — Me recuerda con una media sonrisa, y así definitivamente es complicadísimo no tentarme en besarla.—Me haces las cosas muy difíciles. — Le susurro a milímetros de sus labios.—¡Y tú a mí, pero basta! — Dice entre risas e intenta bajar el últi
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32. Irreconocible Junto a Él
[AITANA]Un lunes más en la clínica, pero no es cualquier lunes. Es un lunes que procede a lo que ha sido un fin de semana excedido de emociones. La punta de sus dedos rozando mi piel siguen latentes en mi ser, la manera que me besaba, su respiración agitada mientras me hacia suya… definitivamente valió la pena esperar, jamás hubiera imaginado algo tan perfecto. Por otra parte, ayer el almuerzo con su familia y ese primer encuentro entre Daniel y ellos, fue un momento muy fuerte emocionalmente. Puedo entender esa gran necesidad que sienten por querer decirle la verdad y disfrutar de él como lo que es; su familia, pero no quiero que Daniel termine lastimado.Abro la puerta de mi oficina luego de saludar a Nadia, y al entrar no me creo lo que veo. Hay un enorme arreglo de rosas blancas sobre mi escritorio y al acercarme veo una tarjeta. No puedo dejar de sonreír al ver este hermoso detalle, es tan especial... Suspir
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33. Lo Que Quieras
[MATÍAS]La veo entrar a mi piso y puedo notar sus nervios, pero lo que no estoy muy seguro es ¿porque esta así de nerviosa? —Bienvenida cariño. — Le saludo mientras cierro la puerta y dejo nuestras maletas en el suelo.Su mirada recorre el piso como si no pudiese creer que esté aquí y luego me mira detenidamente. —No sabía que tenías un piso en Madrid. — Dice finalmente. —Creí que iríamos a un hotel o algo. — Comenta.Si hay una cosa en particular que me enloquece de ella es esto, esa mezcla de inocencia y sensualidad que posee y la hace tan única. Me acerco a ella lentamente y la rodeo colocándome detrás suyo, llevo una de mis manos sobre su abdomen y apoyo mi barbilla sobre su hombro; amo sentirla así de cerca, me genera paz, pero al mismo tiempo me altera, es una mezcla difícil de explicar, pero única. —Lo
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34. Las Cosas que no Viví
La aprieto fuerte contra mi pecho, aun acostados sobre el sofá mientras que intentamos respirar con normalidad. Me siento enviciado por su fragancia y de verdad que desearía detener las agujas del reloj y quedarme en este momento por una eternidad con ella así entre mis brazos —Te has quedado callado. — Me dice inclinando su rostro para mírame.—Solo pienso. — Respondo enredando mis dedos en su cabello.—¿Puedo saber en qué? —  Esa manera tan tímida y sensual a la vez de preguntarme eso me provoca querer comérmela a besos nuevamente.—En ti preciosa. En lo absolutamente perfecta que eres, en lo feliz que me haces. — Le confieso con mis ojos perdidos en ese bosque verde que son sus ojos.—Tú también me haces muy feliz. — Comenta sonriente y luego se acomoda boca abajo apoyando sus brazos sobre mi pecho y su
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35. Un Plan Para Acercarse
[AITANA]—¿Preparado? — Me pregunta antes de que abra la puerta del consultorio.Honestamente nunca he venido a un psicólogo y mucho menos para hablar de un tercero, no tengo idea de lo que me espera, pero aquí vamos. —No sé si preparado, pero vamos. — Le respondo mientras abro la puerta. —¿No hay recepcionista, ni nadie? — Cuestiono al ver el lugar completamente vacío.—Le he pedido que fuera una consulta totalmente privada. Le explique de quien se trataba, no quiero traerte problemas. — Me explica haciendo que me sorprenda.—¿Tanto me cuidas? — Indago tomando su mano.Me mira mientras que una sonrisa se dibuja en su rostro y aquí estoy yo muriéndome de amor por ella —Amor, no solo te cuido a ti, también lo cuido a él. Sé que esto no es fácil y mucho menos para ti, que eres una figura pú
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36. Tú, Yo...y Madrid
[MATÍAS]—¿Donde me llevas? — Me pregunta por quinta vez, mientras mira los paisajes de la ciudad por el cristal del auto.La miro enamorándome más de ella con esa preciosa sonrisa que me da —No te lo diré, ya te permití que fuéramos donde tú quisieras todo el día, ahora es mi turno. — Le respondo divertido.—No te quejes que lo has disfrutado, además ya te dije que no vengo mucho por Madrid. — Dice riéndose.—Sí, claro que te he dejado llevarme por dónde has querido; sabes bien que me tienes a tus pies, pero tuve que ponerme mi gorra para que no me reconocieran en algunos sitios— Expongo.—Te quedaba tan bien esa gorra. — Me dice con un suspiro y me rio ante su reacción.—Si quieres vuelvo a ponérmela, con tal de robarte otro suspiro lo hago. — Le propongo con una me
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37. Muy En Serio Contigo
[MATÍAS]Vamos llegando a mi piso caminando el pasillo en una guerra de besos que nos van haciendo perder la conciencia. Sin soltarla busco mi llave y abro la puerta; entramos y sus manos se deshacen de mi americana —Quien diría Doctora Di Luna... — Le digo al mientras voy besando su cuello. Mis palabras parecen asustarla porque se detiene, se aleja de mí y me mira algo preocupada.  —¿Qué sucede? — Pregunto sin entender porque se ha detenido.—Es que no se qué haces conmigo, nunca fui así. — Me explica.—¿Así como? ¿Sexy? ¿Desquiciadamente provocativa? — Averiguo.—Nunca he perdido la razón por alguien. — Confiesa.—Piérdela conmigo. — Le pido volviendo a besarla. —No te cohíbas... soy tu pareja, haz lo que gustes conmigo. — Le aliento entre beso y beso, y puedo no
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38. Preguntas Incomodas
[MATÍAS]La observo mientras Javier nos lleva a casa y puedo notar la desesperación que tiene por llegar y ver a nuestro hijo. Solo tomo su mano y la acaricio intentando tranquilizarla —Cuñada, no te preocupes que mi sobrino se ha comportado de maravilla. Es un niño súper educado. — Le dice observándonos por el espejo retrovisor.Claramente también se ha percatado de los nervios de mi novia. —Lo sé, es un niño maravilloso, pero lo extrañe demasiado. No estoy acostumbrada a irme de viaje sin él. — Le explica.—Cariño, ya estamos por llegar. — Comento intentando hacer que se calme.—Además, piensa que ha sido por su bien. — Añade mi hermano.—Exactamente. ——Lo entiendo, pero es que él y yo nunca nos hemos separado. Sé que parezco una madre insoportable, pero es la ver
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39. Aprobación
[MATÍAS]Nos ha tomado unos cuantos minutos poder componernos de la situación que hemos vivido. La mirada de Daniel se centra en ella, está expectante a que hable y me llama la atención que un niño de su edad esté dispuesto a escucharla con tanta atención. —Mami, ¿me dirás lo que ibas a decirme? — Pregunta finalmente, parece que hasta aquí ha llegado su paciencia.—Ya va hijo. — Le dice intentado calmarlo.—¿Me permites? — Le pregunto a Aitana dado que ella no sabe como comenzar.—Sí, todo tuyo. — Me responde aliviada.—Daniel, ¿Recuerdas que hace un tiempo te dije que tu mami me gustaba mucho? — Le cuestiono recordando aquella mañana en el café.—Sí, me acuerdo. ——Bueno, eso no ha cambiado. Tu mamá me sigue gustando y mucho. — Le exp
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40. Comentarios Reiterativos
[MATÍAS]La observo jugar con mis sobrinos y con mi hijo, y solo puedo imaginarme muchas cosas con ella. No comprendo muy bien cómo es que el amor me ha golpeado así de fuerte. Ella es como una tormenta que ha arrasado con todo y dejo mi mundo patas arriba; no me dejo ni siquiera defenderme, y mucho menos poner ningún tipo de resistencia. Pienso en las sugerencias que nos ha hecho la psicóloga y la que más da vueltas en mi mente es la de irnos de vacaciones Daniel, ella y yo. Pienso en los momentos que podemos vivir los tres juntos e inevitablemente me emociono al punto que sonrió solo.—¿Juegas con nosotros? — Me pregunta ella colocando su mano derecha en el color amarillo del Twister. Solo puedo observarla y reírme de que sea tan niña, tan mujer, tan ella... Es que me enamora a cada minuto más, estoy totalmente perdido. —Sí, claro. — Digo acerc&aac
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