Entonces este es el trato, no puedo llamar a Candela entre semana y sólo lo haré los fines, y por más que mi cuerpo me esté pidiendo que lo haga, no caeré, esta obsesión me está llevando al límite y necesito al menos en ese aspecto controlarme un poco. Así que aquí estoy, contando los días para poder llamarla y no caer en la tentación, y me he propuesto seguir mi rutina normal: gimnasio diariamente, ver mis finanzas, cumplir con los compromisos que tengo agendados y regresar a mi piso para volver a repetir. Vivo mi vida de lunes a viernes como un bucle y por ahora funciona.
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