Observo detenidamente la chica de cabello rubio cobrizo, ojos celestes, cuerpo de infarto y descalza. ¡Dios! Esa chica desata dos cosas en mi: Lujuria y Ternura por partes iguales.A sus veinte años ya es toda una mujer: bella, alegre, despreocupada, dulce e inocente; cualidades que hacen estragos en mi cuerpo y mi mente.Ahora soy diferente, soy otra persona que creció y maduró por la fuerza o quizás no, quizás era el tiempo perfecto para sentar cabeza como dice mi padre. Amargado y con mal hu
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