CAPÍTULO 29. ZOLO
Santi Quizás en cualquier otro momento, en cualquier otro instante, no hubiera notado nada anormal, pero el silencio que nos envuelve es tan grande dentro de esta cueva, que resulta imposible no notar hasta el último deslizamiento de una sombra.Me levanto despacio y voy hacia la entrada de la galería, por suerte Mateo ha mapeado la zona, porque pocas cosas hay tan fáciles como perderse aquí, veo las líneas fluorescentes que ha pegado en el suelo a lo largo de todo el camino y pongo una mano una de las paredes de roca. Siento algo, no tengo idea de qué es exactamente pero mi cuerpo se llena de alarma.Mi padre lo llama sexto sentido, yo creo sencillamente que, después de todo lo que nos ha pasado, tenemos el instinto de conservación altamente desarrollado.Me acerco a Mateo y lo toco en el hombro para que se dé cuenta de que lo estoy llamando. No quiero hacer ning
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