Siempre mía
Briseida, lleva una vida llena de excesos, ama a los chicos, el las noches calientes y salvajes que cada experimento (como ella les llama) le ofrecen. Nadie la quiere, nadie la necesita, no tiene futuro, hasta que conoce a Jean; el chico raro y solitario del plantel.
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Jean sabe que la suerte nunca ha estado de su lado, su vida era un lío grande y retorcido, confiaba en pocos, y tenía una novia poco agraciada. Hasta que llega ella, con su altanería, soberbia y futuro incierto, haciendo de su vida un torbellino que ni él mismo es capaz de controlar.
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