La Esposa Encantadora
—Elena, te dije que cuidaría de ti toda mi vida, que jamás te dejaría sola, ¿puedes dejar de comportarte de manera tan irracional?El certificado de matrimonio en sus manos hizo que en ese instante los ojos de Elena se llenaran de dolor, antes de cuestionar:—¿Fui yo la irracional? Después del divorcio, él seguía acosándola sin descanso.—Una vez que te casaste conmigo, pasaste a ser mía de por vida. Ella sacó de inmediato el certificado de divorcio y le recordó:—Pero Silvio, ya nos hemos divorciado. Puedes ir al registro civil a comprobar quién aparece en el documento. Sin embargo, él la obligó a regresar a casa. —Tu esposo era, soy y siempre seré yo. No le importaba si ella estaba a su lado, lo que lamentaba era haberla perdido. PD: Este relato ha concluido, ¡puedes leer con tranquilidad!
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