La Guardaespaldas del Mafioso
Un cuerpo fornido y mucho más grande que el de Clara la chocó de lleno, haciéndola tropezar, especialmente porque los tacos aguja plateados que su jefe le había dado no ayudaban mucho.
Ambos cayeron al suelo, ella de espaldas al frío y sucio piso, y el misterioso sujeto encima de ella, con cada brazo a los costados de su rostro, sosteniéndose para no aplastar con todo su peso a la joven que había salido de la nada y le había arruinado su huida.
Todo pasó muy rápido, Clara abrió grandes sus ojos color miel al ver que su nariz respingada y pequeña rozaba muy de cerca la nariz recta del hombre que tenía delante.
Clara no recordaba la última vez que había estado tan cerca de un hombre. En realidad, nunca lo había estado.
Quiso protestar, pero el hombre fue más rápido y le ordenó, con una voz ronca pero sensual:
-Ayúdame a esconderme.-
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