Hola de nuevo, Sr. Arévalo
La noche desenfrenada que Leonora de la Vega compartió con su tío político, Mateo Arévalo, marcó el inicio de ocho años de suplicio. Mientras ella, al borde del abismo con las cenizas de su hija entre los brazos, se quitaba la vida, Mateo ofrecía una fastuosa fiesta de cumpleaños para el hijo de su amante. Sin embargo, al abrir los ojos en una segunda oportunidad, Leonora lo tuvo claro: ¡esta vez, él pagaría por cada una de sus deudas! En su vida pasada, sus explicaciones nunca importaron: Mateo la acusó de haberlo drogado para meterse en su cama. Ahora, Leonora pondrá distancia frente a todos, demostrando que su corazón ya no le pertenece. Antes, la amante de Mateo le robó sus creaciones y él la tachó de envidiosa; hoy, Leonora está dispuesta a exhibir la verdad y ocupar con orgullo el lugar que siempre mereció. Si antes él creyó que ella lo amaría incondicionalmente, ahora se enfrenta a una Leonora firme, que se marcha sin mirar atrás. Aterrado, Mateo la sujeta con la voz quebrada y los ojos llenos de arrepentimiento: —Leonora, por favor… no me dejes así. Llévame contigo.