El pecado de la santa.
El respetado líder de la mafia, nunca espero que la vida le cobrara sus crímenes, en su hermosa y santa hija, pero así fue.
— Que a nuestra hija, alguien la está usando como incubadora, ¡carga un bebé que no es suyo!
Las lágrimas de Santoro comenzaron a caer al momento que vio el rostro de su santa hija aparecer, aquella que por 4 años no había visto por ser cautiva por voluntad propia, por querer dedicar su vida a Dios, su rostro que siempre brillo, estaba cubierto de dolor y tristeza, mientras la furia crecía en los corazones de sus hermanos y por supuesto, su padre.
Eran las 16 horas en Sicilia Italia, el sol brillaba en lo alto del cielo, cuando todo quedo cubierto por las sombras, y los Santoro juraron que nadie volvería a ver la luz hasta que la SANTA HIJA DE LA SOMBRA, volviera a sonreír.
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