El Precio del Desprecio: Dulce Venganza
En la próspera ciudad de Nueva Celestia, el magnate Mateo Figueroa permaneció en estado vegetativo por tres largos años, durante los cuales su esposa Valentina Méndez se dedicó en cuerpo y alma a sus cuidados.
La vida dio un vuelco cuando Mateo despertó. Valentina, revisando el celular de su esposo, se topó con una revelación devastadora: un mensaje íntimo que evidenciaba que el antiguo amor de juventud de Mateo había regresado a sus vidas.
El círculo social elitista de Mateo, que siempre había mirado a Valentina por encima del hombro, no tardó en comenzar sus crueles comentarios:
—Ha vuelto el cisne de la alta sociedad... Ya es momento de desechar al patito feo de clase baja.
Este descubrimiento golpeó a Valentina con una verdad dolorosa: el amor de Mateo nunca había sido real, y ella no había sido más que el hazmerreír de aquella sociedad pretenciosa.
La respuesta de Valentina no se hizo esperar. Una noche, el señor Figueroa encontró en su escritorio una sorpresa: una demanda de divorcio. El motivo declarado, para su horror: disfunción eréctil.
Enfurecido hasta lo indecible, el señor Figueroa irrumpió en busca de explicaciones. Lo que encontró lo dejó sin palabras: aquella que una vez llamaron "patito feo" se había transformado en una prestigiosa doctora. Allí estaba ella, radiante en un vestido de gala, su silueta elegante reclinada con aire despreocupado bajo las deslumbrantes luces del hospital.
Al notar su presencia, la señora Figueroa le dedicó una sonrisa cargada de ironía y le soltó:
—Vaya, señor Figueroa, ¿viene para una consulta urológica?
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