Las anfetas de las mofetas
Esta historia se desarrolla en la ciudad de Distopicali, neologismo paródico de la ciudad colombiana Santiago de Cali, la cual se caracteriza por la condición tórrida de su clima, las convulsas relaciones entre los individuos que habitan los espacios. En ella se cuenta la historia de Tomás, un joven adulto incapaz de adaptarse a la sociedad, un tipo megalomaniaco, lenguaras, incapaz de contener el halito destructivo de sus palabras, que recorre la cinemateca, la calles, los parques, los callejones sórdidos de Distopicali, por los que se desliza la vida entre paraísos artificiales producidos por las drogas y la soledad existencial. Al inicio de la narración y para rematar el cuadro, Tomás recibe un arma que arroja un delincuente desde un automóvil mientras huye de la ley. A partir de ahí, empieza a asesinar fortuitamente y a concebir una empresa de extermino como medio para hacer catarsis, de entre otras frustraciones, la de ser, o por lo menos creer que es, un gran artista de la poesía ignorado por los lectores. Así, tras haber birlado unas balas de una marquetería-galería de arte, adopta el mecanismo de tallar en cada bala, una a una, las palabras de un poema de su creación y que pretende salir a depositar en los lectores que se han resistido a leer sus poemas. Convirtiendo esto en su única manera de enfrentarse a un mundo que no valora su arte. Así, asistimos desde la psique enferma de este personaje al inventario de situaciones que lo han llevado a esa situación existencial salpimentados de notaciones de películas y bandas musicales, en este caso del género rock. Aquello constituye un acervo cultural, el cual enriquece la narración y le da múltiples aristas desde donde estudiar los fenómenos sociales.
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