Jueces del Deseo
—Señorita Girard, ¿está usted segura de que desea cambiarse de nombre y apellido? Después de cambiarlo, sus títulos académicos, sus documentos y pasaporte tendrán que ser actualizados también.
Juliana Girard le respondió decidida:
—Sí, estoy segura.
Aquel empleado intentó persuadirla:
—Cambiarse de nombre y apellidos siendo ya adulto es bastante tedioso, y además su nombre no suena tampoco nada mal. ¿Por qué no lo reconsidera y lo piensa mejor?
—No pienso reconsiderarlo.
Juliana firmó el acuerdo de cambio de identificación:
—Se lo agradezco.
—Muy bien, el nombre nuevo que desea entonces es… Marisol Fabbri, ¿cierto?
—Así es.
Cambiar de nombre, comenzar una nueva vida.